Desde hace varios meses venimos escuchando diariamente por todos los medios de comunicación acerca de un enemigo invisible que se ha introducido en todos los países del mundo; el COVID 19, mejor conocido como corona virus. Tal ha sido su alcance que ha logrado que millones de personas en casi todos los países del mundo hayan tenido que mantenerse guardados en sus casas, que los negocios hayan cerrado sus puertas y que tengamos que adaptarnos a una nueva forma de vida.
Esto que se considera una pandemia nos ha enseñado varias lecciones que debemos considerar:
- Las crisis pueden aparecer de la nada.Todos nos acostamos tranquilos como de costumbre y de pronto al día siguiente comenzamos a ver que una terrible epidemia avanzaba a pasos agigantados desde un lugar a otro del planeta tierra poniendo en peligro la vida de todos.
- La libertades se pueden perder de un momento a otro. De pronto se nos prohibió salir a las tiendas, al trabajo, a la iglesia, al supermercado, a visitar los familiares y amigos, a todos los lugares porque era peligroso y podríamos contagiarnos o contagiar a otros.
- El virus no hace acepción de raza, estrato social, afiliación política, educación, ni de ninguno de las clasificaciones en las que nos ubicamos los seres humanos.
- Hemos descubierto que ante estas amenazas no somos nada, ni sabemos nada. A diario se escucha a los grandes científicos admitir ante los medios de noticias la expresión, “estamos aprendiendo, estudiando, investigando”, porque la ciencia y el conocimiento se ha vuelto insuficiente para dar explicaciones y poder controlar lo que está por todas partes.
- Nos damos cuenta que la vida es nada y que las oportunidades que no aprovechamos para demostrar amor y apoyo a nuestros seres amados es posible que no se presenten jamás. La muerte sorprende a muchos de los infectados de este virus lejos de sus amados y sin poder despedirse de ellos.
- Esto que estamos viviendo nunca lo soñamos ni lo imaginamos, pero ahora es una realidad y tendremos que aprender a vivir en forma diferente.
- El mundo tiene que darse cuenta que estamos en las manos de Dios y que solamente la fe y la esperanza en sus promesas es lo que puede sostenernos en momentos tan difíciles como estos.
- Es importante fortalecer los lazos y la comunicación en familia ahora que estamos juntos y aprovechar la oportunidad para hacer nuestra unión matrimonial mas sólida.
La gran lección que debemos aprender es que este mundo no es nuestro hogar final, porque como creyentes en la Palabra Dios nosotros esperamos un “cielo. nuevo, una tierra nueva…donde no habrá llanto, dolor, enfermedad ni muerte (Apocalipsis 21:1-4). Mientras enfrentamos esta crisis es un buen tiempo para prepararnos espiritualmente como familia. Usemos toda oportunidad para compartir con otros las promesas de la Biblia especialmente con aquellos que están angustiados, afligidos siendo portadores de palabras de aliento y consuelo.