Más Valiosa que las Piedras Preciosas
“Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará? ¡Es más valiosa que las piedras preciosas! Su esposo confía plenamente en ella y no necesita de ganancias mal habidas. Ella le es fuente de bien, no de mal, todos los días de su vida… sus hijos se levantan y la felicitan; también su esposo la alaba”. (Tomado de Proverbios 31).
Estos sencillos versículos escritos por el sabio Salomón me resultan el halago más grandioso que una mujer pudiera llegar a recibir en la vida. ¿Te imaginas lo maravilloso que sería que alguien te diga que eres más valiosa que las piedras preciosas? ¿Te imaginas lo que significa que tu esposo (si eres casada), o las personas que tienes bien cerca confíen plenamente en ti? ¿Te imaginas lo gratificante que es saber que tu presencia en la vida de los seres que amas, les trae bien y no mal? ¿Te imaginas lo dichosa que se siente una madre cuando sus hijos la quieren y están orgullosos de ella? Y ¿te puedes imaginar cómo está la estima propia de una mujer que recibe de su esposo alabanza y reconocimiento sincero por los grandes y pequeños detalles que ella le prodiga a diario?
Si en realidad has meditado seriamente en estas preguntas llegarás a la misma conclusión a la que yo he llegado siempre que leo estos versículos; estoy ante la presencia de una mujer excepcional de la cual tengo mucho que aprender. Como mujeres tenemos grandes desafíos que enfrentar en la vida. Las demandas de la sociedad, de la familia, del medio ambiente y aún las aspiraciones personales de cada una de nosotras nos ubican en diferentes terrenos de lucha diaria. Todo esto sumado a la complejidad de la naturaleza de la mujer, puede producir en algunas de nosotras intensos deseos de lucha por la superación o simplemente crear sentimiento de frustración y desánimo.
Sin embargo, mi mensaje para ti hoy es que no te rindas antes las demandas de la vida. Hay un ideal al que debemos llegar; y lo lograremos si aprendemos a depender diariamente de la fortaleza que viene de Dios. Muchas mujeres en la actualidad emplean sus fuerzas para alcanzar metas de poco valor, van tras la belleza física, el reconocimiento público y la adulación. Tú y yo debemos mirar a la mujer de Proverbios 31 cada día no como un modelo que nunca se podrá alcanzar, sino como una meta que iremos logrando hasta llegar a sentir “que muchas mujeres han realizado proezas, pero tú las superas a todas… porque la mujer que teme al Señor es digna de alabanza”.
Este sencillo programa de estudios bíblicos basados en Proverbios 31: 10-31 tiene como objetivo ayudarte a crecer en diferentes áreas de tu vida como mujer. El modelo que allí se presenta es único y con toda certeza tú también podrás desarrollar muchas de las cualidades de esa mujer tan especial. Te animo para que ya sea sola, o en la compañía de otras damas puedas disfrutar del momento analizando y compartiendo tus experiencias del diario vivir con otras mujeres cristianas.
Con cariño,
Evelyn O.