A nuestro nieto Ian le gusta mucho los trenes. Desde pequeño se entretenía mirando los episodios de un programa basado en un tren llamado Tomas. Su emoción era mayor cuando al salir hacia el poblado cercano a nuestro hogar veía la llegada del tren que transita por nuestra zona.
Cada cierto tiempo escucho el paso del tren no muy lejos de mi hogar y en algunas ocasiones hemos tenido que detenernos ante las señales de advertencia y peligro cuando viene pasando el tren. Esas señales indican que hay que pausar porque un brazo mecánico impide el paso. Luego se ven las luces rojas que se encienden en forma intermitente y luego se ve y escucha el paso del tren.
Tres acciones importantes que debemos aplicar a nuestra vida diaria; PAUSA, MIRA Y ESCUCHA. Un paso lleva al otro ya que no puedes mirar o escuchar eficientemente si primero no te detienes. De igual forma necesitamos mirar las circunstancias que nos rodean, y luego escuchar con el corazón las directrices que Dios nos envía. Sería muy sabio basar nuestra vida de oración bajo esta premisa. Debemos detener esa carrera de vida que llevamos de manera que podamos tener quietud y tiempo para orar, para leer la Palabra de Dios, y para escuchar cuando nos habla quedamente.
Si en alguna ocasión tienes la oportunidad de cruzar las vías del tren, PAUSA, MIRA y ESCUCHA de manera que puedas recordar lo que esta declaración representa para nuestra vida espiritual.