Dos hombres recorrían juntos un sendero cuando, de repente, apareció un oso. Uno de ellos corrió inmediatamente hacia un árbol y trepó hasta sentirse seguro. El otro, menos ágil y joven, se dejó caer y fingió estar muerto. El oso se acercó y lo olfateó mientras el viajero permanecía inmóvil y contenía la respiración.
Según le habían dicho, los ososo, no tocan a los cadáveres. Entonces el oso pensó que estaba muerto y se alejó del lugar.
Cuando pasó el peligro, el viajero que había trepado al árbol bajó y preguntó a su compañaero qué le había susurrado el oso.
-Me dijo, que no vuelva a viajar con un amigo que me abandona ante la primera señal de peligro.
Anónimo
Dios mio gracais por tener hijos que se preocupan por otros hijos syuos muchas gracias,,bendiciones para toddos los que tienen tiempo para compartir estas refleciones para mi..Dios les ama y les bendice..amen