Recientemente en el programa REINAS estudiamos una de las lecciones más importantes en lo que transformación del carácter respecta. Hablamos sobre la sanidad interior que todos necesitamos para vivir en paz, alegría y con esperanza.
Aprendimos que la sanidad del alma es un proceso que requiere un cambio de mente y de corazón que solamente se realiza cuando humildemente reconocemos que las experiencias que vivimos desde la niñez han dejado cicatrices en nuestro carácter y que son la razón por la cual reaccionamos en la forma que lo hacemos. Entendimos que ese daño que sufrimos desde pequeñas necesita ser sanado. Necesitamos ser sanadas de nuestros temores, de nuestros resentimientos, de las amarguras, los rencores, la ira, la culpa, el rechazo y todo lo que produzca en nosotras sentimientos de rebeldía.
Muchas mujeres experimentan todas estas emociones negativas en su vida y en lugar de enfrentarlas para resolverlas se pasan la vida teniéndose lástima en lugar de permitir que Jesús llegue a su vida y les muestre el camino para ser liberadas de esos sentimientos que destruyen.
En nuestra lección fuimos identificando algunas experiencias del pasado que han estado guardadas y que nos hacen mucho daño al recordarlas. Fuimos anotando en pedacitos de papel los nombres de esas personas que nos hicieron daño y las pegamos a una cinta que estaba atada a un globo. Al final de nuestra clase salimos al patio y luego de orar para entregarle al Señor nuestros dolores emocionales dejamos que los globos se fueran hacia el cielo como un símbolo de nuestra entrega a Dios.
Sabemos que todavía falta mucho por trabajar en nuestro carácter, y que hay mucho por superar, pero como dijo el apóstol Pablo: “dejando lo que queda atrás, nos extendemos hacia lo que está adelante porque Cristo Jesús nos dará la sanidad y liberación total.