Un destartalado autobús rodaba penosamente por una carretera rural. En uno de los asientos, un anciano sostenía un hermoso ramo de flores recién cortadas, que iban perfumando el aire enrarecido. Dos asientos más allá, viajaba una linda joven que no podía dejar de mirar el ramo con ojos asombrados.
Llegó el momento en que el anciano tenía que bajarse. De pronto y, ante la sorpresa de todos los pasajeros, le regaló el ramo de flores a la muchacha que tanto las había admirado.
– Creo que a mi esposa le gustaría que las tuviera usted – le dijo entre sonrisa. Le voy a decir que se las di.
Arrancó el autobús y la muchacha que aceptó desconcertada y agradecida las flores, pudo ver a través de la ventanilla que el anciano estaba abriendo el portón de un pequeño cementerio.
Mucha gente le lleva flores a los muertos en la tumba y durante toda su vida nunca tuvo un detalle con ellos. Sé amable, regala la flor de tu sonrisa, mientras puedas, a las personas que viven a tu lado. Como dice el viejo proverbio: “Más vale regalarle una flor a un vivo que llorar torrentes sobre su tumba”. Resalta lo positivo, sé un regalo para los demás, que tu vida estimule a vivir.