Ha empezado un año nuevo, que digo, ya ha pasado el primer mes del año y ya empieza el mes de febrero. Un nuevo año significa un nuevo comienzo, un desafío que nos proyecta hacia el futuro con esperanza de lograr nuestras metas. Una de mis metas personales de este año es el poder adquirir una vivienda para mi familia, eso es algo que me motiva todos los días a continuar buscando modelos y precios que se adecuen a las necesidades y posibilidades de nuestra familia. Algunos otros se proponen mejorar su estado de salud, perder peso, re-establecer una relación rota o la llegada de un hijo que representa preparativos y planes. Pero cualquiera que sea la meta que te has propuesto este año deseo que sepas que todo el poder del cielo se encuentra a tu disposición si estas dispuesta a usarlo.
Días atrás leí un relato en la Biblia que llamó mi atención. Muchas de las historias bíblicas las conozco desde niño, pero cuando leemos con detenimiento encontramos detalles que nos ayudan a comprender mejor y adquirir lecciones muy valiosas. La historia de que te hablo es del sirio Naamán, la cual se encuentra en el libro de 2 Reyes capítulo 5. En esta historia podemos ver a un hombre enfermo, con una familia preocupada y un país afectado políticamente por su enfermedad. Naamán dice la Palabra que “Jehová había dado salvación a Siria a través de él” y aún más dice que: “era hombre valeroso en extremo pero leproso”.
Querida amiga que lees esto, para Dios tú eres valiosa. Dios te ha usado en el pasado y lo seguirá haciendo aunque este afectada tu salud, y aunque parezca que las dificultades de la vida te agobian él te tiene en muy alta estima. Al igual que Naamán Dios tenía la solución a su padecimiento y puso a una pequeña niña sierva quien le dejo saber que la fuente de la salud no se encuentra en programas de televisión, médicos famosos, o remedios populares. La fuente de la salud solamente está en buscar la Palabra de Dios.
Con esta esperanza Naamán salió con cartas de su rey en busca de salud. Este proceso no fue sencillo ya que los hombres siempre buscan la solución a su conveniencia. En lugar de ir al profeta como se le había mandado fue al rey de Samaria intentando por las vías políticas y de influencia encontrar remedio a su enfermedad. Este no era el plan de Dios, lo que inicio un sentimiento de frustración en este hombre. Si solo prestáramos atención a las palabras claras de amor que Dios tiene para nosotros no pasaríamos tantos inconvenientes. Una vez más frustrado salió finalmente al encuentro del profeta.
Eliseo no salió a verlo sino que le dio una receta médica muy clara. “ve y lávate siete veces en el Jordán…y serás limpio”. En muchas ocasiones veo la reacción de muchos de mis pacientes cuando la “receta” no es la que esperan. ¿Por qué tengo que dejar de hacer esto o aquello? ¿Qué relación tiene este hábito con mi estado de salud actual? Parece que una cosa no tiene que ver con la otra. La verdad es que la razón numero uno de mortalidad en los EU es la enfermedad cardiovascular que se relaciona estrechamente con nuestros hábitos. Se calcula que casi un 66% de la población sufre de sobrepeso y un 33% es considerada que padece de obesidad mórbida. Uno de cada 4 americanos usa productos del tabaco y la lista pudiera continuar. Pero lo que me llama la atención, una vez que Naamán se indigna con la falta de respeto del profeta, es la pregunta que sus siervos le hacen: “Padre, si el profeta te hubiera mandado hacer algo difícil, ¿no la harías?” Esa es la gran verdad, a Naamán se le estaba pidiendo algo sencillo, no era difícil, no requería grandes sumas de dinero, o sacrificio personal, solo se requería que tuviera fe en la Palabra de Dios.
Querida lectora Dios no requiere de ti grandes cosas, Dios solo desea que tengas fe en que solamente Él hará el milagro. Eso que te aqueja hoy puede llegar a ser cosa del pasado si confías en Él. Cambios tan sencillos como dejar de tomar bebidas azucaradas pueden a largo plazo hacerte perder 15 libras en un año. El caminar o hacer ejercicio 5 veces por semana por 30 minutos puede disminuir tus niveles de azúcar en sangre, mejorar tu presión arterial y hacerte bajar peso significativamente. Pequeños cambios a largo plazo traen grandes resultados. Así como los siervos de Naamán yo te digo: “no se te ha pedido una cosa complicada, o difícil solo escucha la voz de Dios y confía en su plan tan sencillo como comer mejor y en cantidades adecuadas y mantenerte activa. Recuerda no se te ha pedido una cosa difícil porque “para Dios no hay nada imposible”.