No recuerdo haberles contado que a finales del 2013 tuvimos que buscar una persona para cortar casi todos los árboles que teníamos en la parte de atrás de nuestra casa. Aunque era un lugar muy especial por diversas razones de gran peso fue necesario cortarlos, pero como amamos la naturaleza y nos sentimos responsables de cuidarla tan pronto pasó el invierno y comenzó la primavera iniciamos nuestro proyecto de reforestar y volver a embellecer nuestro jardín.
La tarea no ha sido fácil aunque tenemos una persona muy especial que nos ayuda con los trabajos más fuertes de la jardineria. Hemos plantado más de 170 arbustos de diferentes clases. Tenemos rosas de varias especies, frutales, gardenias, lirios, hibiscos, magnolias, hortencias, y arbustos propios de la zona donde vivimos. Ya hemos comenzado a disfrutar de las flores aunque sabemos que para el año próximo si Dios lo permite es cuando estarán bien desarrollados.
Mi esposo tiene la costumbre de orar antes de sembrar una planta y estoy segura que ese es el secreto para que las flores que crecen sean tan hermosas. Adicional a ello el amor con el que las hemos plantado es otro factor importante. Cuando recuerdo la narración de la creación que aparece en Génesis 1 me siento motivada a tratar de mantener un jardín que pueda recordarme las hermosas flores jamás vistas por algún humano y que tendremos en el cielo.