No puede haber oficio más importante que el de ama de casa. Se requieren inteligencia y experiencia
para cocinar bien y para presentar alimentos saludables en la mesa en una forma atrayente.
La persona que prepara el alimento que ha de ser colocado en nuestro estómago para convertirse
en sangre que nutra el organismo, ocupa un puesto importantísimo y elevado.
(Testimonies, tomo 3, pág. 158).
Para la salud y la felicidad de toda la familia, nada es de tan vital importancia como la pericia e
inteligencia de la cocinera.
Con comidas mal preparadas y malsanas podría estorbar y hasta arruinar tanto la utilidad del adulto
como el desarrollo del niño. Del mismo modo, al proveer alimentos adaptados a las necesidades del
cuerpo y al mismo tiempo atractivos y sabrosos, puede llevar a cabo tanto en la debida dirección
como de otra manera llevaría a cabo en la mala. Así que, en muchos sentidos,
la felicidad de la vida está ligada a la fidelidad con que se desempeñan los deberes comunes.
(La Educación, pág. 212).