Familia Pastoral

Llamadas al Ministerio

246Vistas

Cuando una mujer se casa con un ministro, ella no solamente ha escogido un compañero para la vida, sino que también ha aceptado una vida de trabajo en conjunto. Dios la ha dirigido a una vida en la que ambos deberán unirse para hacer el trabajo, por lo tanto en ambos debe haber un sentido de entrega e identificación con la misión que van a realizar. Entrar en las filas del ministerio debe ser para la esposa del pastor “una tarea hasta que la muerte los separe”.

Cuando se habla de “llamado” dentro del contexto ministerial en realidad a lo que se refiere es a la certeza de sentir y saber que Dios ha nombrado, designado o escogido a esa persona para Su servicio.  La Biblia presenta innumerables historias de personajes que en determinado momento de sus vidas fueron llamados para realizar una tarea o misión en particular. Todas las historias tienen elementos que presentan la forma tan personal y distintiva como Dios hizo el llamado. Pensemos por un instante en algunos de esos ejemplos bíblicos:

  1. Noé – (Génesis 7) La Biblia dice que Noé era un hombre justo, horado y que se distinguía de entre las demás personas de su tiempo. Dios lo “llamó” para una tarea especial; construir un arca que sería el medio por el cual se preservarían los animales y la familia de Noé como cumplimiento del pacto que Dios le estaba haciendo.
  2. Abraham – (Génesis 12) Dios “llamó” a Abraham en una forma muy particular. Le pidió que se fuera de su tierra, lejos de su familia a un lugar que él nunca había conocido. Le hizo una promesa y sin darle demasiados detalles de lo que le esperaba, Abraham obedeció y el resto de la historia ya la conocemos.
  3. Moisés – (Éxodo 2,3) Este caudillo fue “llamado” para realizar una gran tarea en una forma muy inusual. Mientras estaba huyendo del faraón, llegó a Madian y allí mientras cuidaba ovejas vio una zarza que ardía. Ese fue su primer encuentro personal con Dios y el inicio de su llamado para realizar una tarea que de acuerdo a su apreciación superaba las habilidades que el mismo Moisés pensaba que tenía.
  4. Josué – (Josué 1) – Dios “llamó” a Josué después de un funeral. Moisés había muerto y ahora Dios le entregaba el mando de la tarea que Moisés no había terminado. Sabiendo que no sería fácil para este hombre cumplir con la tarea, en reiteradas ocasiones Dios le pide que sea fuerte, valiente, que obedezca y le confirma que así como estuvo con Moisés estará con él.
  5. Esther – (Esther) Aunque existen muchas conjeturas con relación al libro de Esther, es evidente que esta joven judía fue “llamada” para realizar una tarea que requería valor y fe. Aún a costa de la seguridad de su propia vida, Esther cumplió la misión y su pueblo se salvó. 

El Llamado de Dios es Personal

¿Qué tienen en común todas estas historias bíblicas? Tienen varios elementos en común que pueden ser identificados:

  1. Dios llama a personas imperfectas para usarlas en determinado momento. Las personas puedan tener cualidades y habilidades especiales, pero no es eso lo que Dios toma en cuenta. Es la disposición a dejarse usar lo que cuenta en el llamado, porque las habilidades Dios las dará a su debido tiempo y en la proporción necesaria.
  2. Dios llama en forma personal. Dios se acerca a quien llama en la forma como la persona habrá de entender o recibir el llamado. Él comprende la individualidad de cada quien, por lo tanto no usa un mismo patrón ni escenario para llamar.
  3. Dios acompaña su llamado con promesas de asistencia y compañía. No a todas las personas que el Señor llamó les dio información completa de lo que estaría involucrado en la misión para la cual los estaba llamando. Dios fue claro en su planteamiento, pero los detalles en algunos casos fueron apareciendo con el cumplimiento de la misión, sin embargo, en todo momento las promesas de bendición y compañía fueron evidentes.
  4. Los resultados del llamado de Dios siempre son buenos. Nunca Dios llamó a alguien para que fracasara. Es posible que los resultados de la tarea resultaran en destrucción y muerte, pero las bendiciones de Dios siempre estuvieron presentes.

Diferentes Formas y Llamados

Al pensar la forma como Dios llamó a estos personajes bíblicos, tal vez la pregunta que surge en la mente de una esposa de pastor es, ¿he sido llamada yo también? La respuesta a esta pregunta estará posiblemente influenciada por la forma como la esposa de pastor llegó al ministerio. ¿Cómo se convirtió en esposa de pastor?  Tal vez antes de responder esta pregunta es necesario dejar claro que sentirse “llamada al ministerio” no tiene necesariamente que estar asociado con el esposo pastor. Hay  muchas mujeres en el ministerio que se han sentido “llamadas” y no están casadas con un pastor, simplemente han ejercido un ministerio laico fructífero y son instrumentos valiosos en el desarrollo de la misión de la iglesia porque han sentido que Dios les ha encomendado una tarea que cumplir. Sin embargo, nuestro enfoque va directamente a la esposa del pastor

  1. Algunas esposas de pastor se enamoraron del hombre pero no de su profesión. Es muy común encontrar jóvenes estudiantes en los seminarios, o en las iglesias que se enamoran del “hombre pastor”, pero no consideran lo que hay involucrado al estar al lado de alguien que ha sido apartado para un uso sagrado, uno que ha decidido consagrar su vida al servicio del Señor y de la iglesia. Para algunas de esas esposas, el llamado al ministerio es posible que no haya llegado, o que no lo comprendan porque están más centradas en el hombre que aman y no en el rumbo de la vida de servicio que ese hombre ha escogido. Si ellas no se sienten llamadas, o no están identificadas con lo que su esposo siente por el servicio al Señor, el ministerio de ambos, o el de ella en particular, puede carecer del gozo que está llamado a producir.
  2. Hay mujeres que soñaron con casarse con un pastor. Para este grupo el llamado al ministerio tuvo una connotación diferente. Se vieron a sí mismas en su sueño involucradas en las actividades de la iglesia, se preocuparon por aprender todo lo que les pudiera servir para cumplir su rol de esposa de pastor, oraron por un esposo pastor, y trataron de cultivar las virtudes y cualidades que les ayudarían a ser buenas madres, buenas esposas y buenos modelos en la iglesia. Para este grupo seguramente el llamado al ministerio es parte de su ser, y experimentan gran satisfacción en lo que hacen. Es posible que hasta los desafíos y problemas que generalmente afectan a la esposa del pastor no sean elementos que las desanimen ni perturben porque entraron al ministerio bastante preparadas.
  3. Un grupo muy particular lo componen aquellas mujeres que un día su esposo después de un buen sermón en la iglesia sintieron que debían ingresar a las filas del ministerio. Para esta mujer el “llamado” puede representar una bendición o simplemente el elemento que un día cambió el rumbo total de su vida de casada. Estas llegarán a sentirse llamadas en la medida en la que, de alguna forma, los ajustes o sacrificios que tengan que hacer, las afecten. Si no tienen hijos es posible que la transición no sea tan difícil, pero si los tienen dependiendo de las edades y el estilo de vida de la familia, convertirse en una familia pastoral de la noche a la mañana puede ser muy traumático y hasta deprimente.
  4. Otro grupo lo compone aquellas mujeres que eran miembros laicos de la iglesia y que se casaron con el aspirante al ministerio que llegó a su iglesia. Generalmente en este grupo se encuentran las esposas que están ávidas por aprender lo concerniente a ser una esposa de pastor. Es frecuente encontrar entre ellas a mujeres que se sienten incapacitadas para el cumplimiento del llamado porque creen que no tienen la suficiente preparación ni instrucción requerida.

No importa cuál haya sido la forma como una esposa de pastor entra al ministerio lo más importante es que sienta que ha sido llamada por Dios. No sólo que sienta que Dios la llamó sino que sienta que su esposo la escogió para entrar juntos a una aventura de fe mediante una vida de servicio abnegado. Esto no quiere decir que la esposa de pastor está llamada a ser una extensión del ministerio de su esposo. Ella tiene su lugar, su misión, y debe cumplirla para complementar a su esposo en la responsabilidad que Dios le ha otorgado a él como pastor del rebaño. Es posible que el llamado de Dios no especifique las funciones que la esposa debe cumplir, pero si es una mujer comprometida con el Señor, experimentará el gozo que produce el hacer lo que Dios le vaya indicando hacer. Aprender a seguir las directrices de Dios es el secreto de una vida ministerial bendecida, ya que cuando Dios llama todo lo que requiere de nosotros es la disposición; el resto está bajo Su control.

Saboreando, o Sobreviviendo el Ministerio

Descubrir la voluntad de Dios para nuestra vida comienza cuando la personas tiene una verdadera relación de compromiso con Dios. En el libro del profeta Amós hay una declaración que sirve de reflexión para determinar si en realidad la esposa del pastor se siente comprometida y llamada por Dios para el ministerio pastoral. Dice así: “¿Pueden dos caminar juntos sin antes ponerse de acuerdo? (3:3). Dos personas no pueden caminar juntas sin un propósito en común. En el ámbito ministerial la esposa de pastor que no siente la pasión y el amor por la iglesia que su esposo siente estará seguramente caminando en una dirección opuesta a la de su esposo y la congregación estará experimentando las consecuencias de tener una pareja pastoral con diferentes enfoques.

Por el contrario cuando la esposa del pastor siente amor, interés y trabaja desinteresadamente para ser una bendición para la iglesia seguramente estará saboreando lo que es el ministerio. Sentirá la dulce sensación de ver crecer su iglesia, se gozará con el bautismo de los pecadores que aceptan la salvación, verá en cada niño de la iglesia un futuro líder, se unirá a los adolescentes y jóvenes para ayudarlos con sus problemas y dificultades propias de la edad. Sabrá lo que se siente cuando las familias de la iglesia superan sus crisis y se hacen más fuertes, aprenderá de aquellos miembros que tienen muchos años de experiencia y con humildad reconocerá que Dios la llamó para ministrarlos a todos, pero la más beneficiada ha sido ella. Su experiencia espiritual ha crecido, ha madurado y aunque el proceso ha estado salpicado de momentos no tan dulces, reconocerá que han sido más los buenos momentos que los malos.

Por otro lado la esposa de pastor que se ha enfocado más en contar sus tristezas, pruebas y desilusiones es posible que el ministerio en lugar de resultarle una experiencia agradable ha resultado en sufrimiento, amargura y frustración. Seguramente las demandas y exigencias normales del ministerio le han resultado pesadas, injustas, incómodas y preferirían estar en otra línea de trabajo, o en otro ambiente.

En algunas encuestas realizadas entre esposas de pastor se ha encontrado que un número significativo de mujeres sienten que preferirían no estar en la posición de liderazgo que el ser la esposa del pastor las ubica. Les gustaría pasar por inadvertidas y que no se les tomara en cuenta porque así podrían vivir con menos presiones y más felices.  Esto no es vivir feliz en el ministerio; es apenas sobrevivir en el ministerio. Es sentir el desaliento y desgano cuando llega el momento de ir a la iglesia pues al pensar que tienen que saludar a los que no les agrada, que van a mirar la ropa que llevan puesta, y que no importa lo que hagan siempre habrá alguien que tendrá algo que decir sobre ella les resulta sofocante.

La esposa que no se siente comprometida con el ministerio finalmente puede llegar a ser para el pastor una carga difícil de llevar. Elena de White hablando al respecto dice: “La esposa de un ministro del Evangelio puede ser una gran auxiliadora y bendición para su esposo, o un estorbo para él en su trabajo. Depende mucho de la esposa que el ministro se eleve día a día en su esfera de utilidad, o que se hunda al nivel ordinario. HA 323

Si la esposa del pastor comparte el llamado de su cónyuge, apoyará plenamente su ministerio, amará ese trabajo, comprenderá mejor sus dificultades y sus bendiciones, y estará dispuesta a dar la milla extra junto a su esposo pastor. Los resultados serán: un ministerio fructífero, y mayores posibilidades de tener una familia saludable. ¡Esto es saborear el ministerio!

Llamadas para servir

Jesús el Pastor de los Pastores durante su ministerio terrenal dejó claramente demostrado que el centro de su misión salvadora sería realizada mediante una vida de servicio. La descripción de los deberes que el pastor debe cumplir para con la organización empleadora y para con la iglesia están definidos. El pastor cuando va al seminario recibe orientación respecto a sus responsabilidades. Aprende a hacer su trabajo y adquiere un caudal de información que lo capacita para realizar su trabajo. Sin embargo, la esposa con frecuencia carece de la orientación necesaria para identificar lo que ella puede y debe hacer.

En algunas congregaciones se observa que la esposa del pastor no se identifica mucho con el trabajo en la iglesia y asume más bien una posición de espectadora. En otras ocasiones se nota que ella acepta tomar parte en la iglesia para evitar comentarios, pero no por iniciativa propia. Por otro lado hay iglesias en las cuales la esposa del pastor se convierte en una autoridad, tomando atribuciones ministeriales que no le pertenecen y desvirtuando el liderazgo de su esposo en la congregación. Esta posición extremista ha causado grandes problemas en algunas congregaciones y ha producido daños en las relaciones tanto del ministro con su iglesia, así como en su misma relación matrimonial. La esposa del pastor nunca debe olvidar que el pastor encargado es su esposo y que el  trabajo de ella en la congregación nunca debe sobrepasar la línea de autoridad que la iglesia ha depositado en su esposo. Si la esposa del pastor siente que su liderazgo es más dinámico que el de su esposo, debe con humildad guardar su espacio y tratar de ayudar a su esposo en la intimidad del hogar en todo lo que pueda, pero nunca demostrando ante la congregación que ella es mejor líder que él. Una actitud de tal índole sólo traerá tristeza y desdicha al matrimonio y daños en la iglesia.

Sirviendo en Equipo

En una encuesta informal realizada entre pastores y sus esposas se encontró que:

¨ El 63% de las esposas, comparadas con el 44% de los caballeros, opinaban que el ministerio es un trabajo realizado entre dos personas.

¨ El 78% de los hombres, y el 75% de las esposas estaban de acuerdo en que el papel activo de ellas en la participación de las actividades de la iglesia es un factor necesario para que se le considere al pastor como exitoso en su ministerio. (The Minister’s Family, 2000)

Siendo que la congregación espera que la esposa del ministro se identifique con el trabajo de su esposo vale la pena que ella al llegar a una congregación dedique sus primeras incursiones en identificar las necesidades existentes. Luego en conversación privada con su esposo discutirán dichas necesidades y ambos preparan un plan de trabajo distribuyendo las áreas, o las necesidades en las que estarán dedicados. Esto permitirá que el trabajo de ambos esté enfocado correctamente a la misma vez que proveerá una imagen de trabajo en equipo que la iglesia seguramente apreciará. Los resultados de esta iniciativa se traducirán en bendición para una iglesia que tiene a una pareja organizada cumpliendo la misión.

Es imposible analizar el llamado al servicio de la esposa del pastor sin mencionar algunos puntos que deben ser tomados en consideración para que su paso por la iglesia resulte en una bendición.

Entre esos puntos están los siguientes:

  1. El trabajo en equipo requiere de tiempo juntos – La primera y gran responsabilidad de la esposa del pastor es para con su esposo. Ella necesita sentirse comprometida con Dios y con él. Deben compartir sus ideales, sueños, planes y proyectos para con la congregación. Deben dedicar tiempo para planificar e intercambiar ideas sobre lo que puede hacerse para atender algunas necesidades de la iglesia. Sin embargo, la esposa del pastor debe recordar que él tiene más experiencia y formación ministerial por lo tanto sabe lo que mejor podría resultar para la congregación. Oren juntos para que Dios bendiga sus ideas. Una esposa sabia nunca le impondrá sus ideas o criterios a su esposo.
  2. La esposa del pastor debe evitar al máximo el ser parte de una Junta de iglesia – Ella puede aconsejar a los líderes de departamentos, pero evitará tomar un cargo que requiera su presencia en la junta a menos que sea necesario. Esto es bueno para su salud emocional y espiritual adicional a que la aleja de las presiones que normalmente se presentan en las juntas.
  3. La esposa del pastor puede buscar recursos para ayudar con la formación de líderes en la iglesia – Si la esposa del pastor es muy joven posiblemente la feligresía no la considere muy experta en lo que a formación de líderes respecta, pero ella puede conseguir recursos que se encarguen de esa función. Hay congregaciones abiertas que no se oponen a darle un espacio a la joven esposa de pastor, en tal caso, ella puede entrenar y enseñar sin problemas.
  4. La esposa del pastor debe trabajar desinteresadamente – Usted no tiene que pregonar que es la esposa del pastor; la congregación lo sabe. Lo más importante en su liderazgo de servicio es que en la iglesia se desarrollen los programas y se cumpla la misión. Si la idea que dio resultado fue de suya, o si fue de otra persona, eso no es lo más importante. Lo mejor fue que se lograron los objetivos. No se preocupe por las glorias; esas las tiene el Señor y se las entregará cuando venga.
  5. Evite involucrarse en asuntos que requieran manejo de dinero – Las finanzas son un asunto delicado y cuando surgen situaciones que pueden poner en tela de juicio el manejo de las mismas es preferible que la esposa del pastor no esté involucrada.
  6. Mantenga un liderazgo servidor a toda costa – Si la congregación le agradece por su trabajo, y si no lo hace la esposa del pastor debe mantenerse enfocada en la meta. Jesús fue el mejor ejemplo. Muchos de los que fueron beneficiados por su ministerio de servicio nunca volvieron para agradecerle, pero eso no fue un motivo para que dejara de trabajar por las almas. La esposa de pastor que ha entendido su llamado cumplirá con su compromiso porque lo hizo con Dios y no con los hombres.

En una de las publicaciones que la escritora norteamericana Erma Bomberck escribiera aparece el siguiente pensamiento que parafraseado dice: “Cuando mi vida llegue a su final, y sea el momento de presentarme ante la presencia de Dios, espero decirle que no me quedó ni uno solo de mis talentos, porque todos los que me dio los usé para servir a otros”. Sería maravilloso que la esposa del pastor también pueda decir: “Señor, los talentos que me diste los usé todos para servir a tu iglesia”, y entonces podrá escuchar que le dicen: “Bien hecho, sierva fiel; entra en el gozo de tu Señor”.

Por: Evelyn Omaña