Cada año cuando llega esta estación, en el lugar donde vivo,se observa por todas partes no solo los cambios del clima sino también cambios en el paisaje. Las hojas de los árboles comienzan a cambiar de colores y a caerse creando un constante trabajo para los que tenemos que recogerlas. Ellos por orden divina “se desnudan” para prepararse para el frío del invierno. Eso es algo que observo con profunda emoción porque puedo ver en ello la mano sustentadora de Dios en la naturaleza. Por otra parte por todos lados vemos hermosos sembradíos de calabazas (zapallos, auyamas) de diversas formas y tonalidades. Ya las cosechas han sido, o se están terminando de recoger, y la tierra y los agricultores se preparan para descansar por un par de meses.
Todo esto resulta muy significativo para mí porque me ayuda a pensar en los preparativos que nosotros debemos hacer para las diferentes estapas de la vida. Al leer la Biblia sabemos de los tiempos y de los acontecimientos que vendrán antes del retorno de Jesús, pero saber eso no necesariamente significa que estemos haciendo los preparativos necesarios y correctos. Los días pasan con tanta velocidad que en ocasiones no nos percatamos de que podemos estar desperdiciando las oportunidades que el Señor nos da para prepararnos a fin de estar listos para su venida.
Muy pronto esta linda estación habrá pasado. Ya no tendré más hojas para recoger en mi patio. Todo el paisaje estará diferente, y solo veremos el verde de los pinos, mejor conocidos como “los siempre verdes”. Las aromas de la navidad llenarán el ambiente y el frío y la nieve harán que todo sea diferente. Esos pinos no importa si hay frío o calor, están listos para soportar lo que venga. De ellos debemos aprender a tener esa misma actitud; estar listos para lo que Dios coloque en nuestro camino. Mientras disfrutamos de estos últimos meses del año, tomemos conciencia del tiempo actual. Ya sea que vivas en un lugar donde ves estos cambios de estaciones, o si te encuentras donde todo el año la naturaleza no cambia drásticamente, recuerda que nuestro deber es estar siempre preparados y listos para el regreso del Jesús.