Hace unos minutos leí un pequeño devociones donde un padre le hizo a sus hijos la siguiente pregunta: ¿si Jesús estuviera aquí sentado con nosotros, qué le preguntarían? Por supuesto las respuestas eran variadas y de acuerdo a los intereses de cada niño. Sin embargo, de inmediato me hice la misma pregunta y comencé a buscar posibles respuestas en mi mente.
¿Qué le preguntaré a Jesús cuando lo vea por primera vez? Confieso que en el momento en que escribo este artículo todavía no tengo respuestas concretas para esa pregunta. Tal vez sea porque en el fondo hay ocasiones en las que pienso que por mis pecados no estaré entre los salvados. Quizá en algunos momentos pienso que no podré resistir ver a Jesús cara a cara porque le he fallado muchas veces. Aunque creo en la misericordia y el perdón de Dios también siento que la inconsistencia de nosotros los humanos debe entristecer mucho a Jesús y tal vez se sienta defraudado con nosotros y nuestras promesas fallidas. Sin embargo, a pesar de todo eso hay en mi corazón una certeza de que Dios me ama y me comprende por lo que me atrevo acercarme a su presencia pidiendo su ayuda.
Pensando en eso, creo que puedo responder a la pregunta de la siguiente forma: JESUS POR FAVOR DIME:
- ¿Por qué no te cansaste de perdonarme?
- Cuando fui tentada a fallarte, ¿por qué no me obligaste a obedecerte?
- ¿Por qué no me diste un corazón más sensible y compasivo?
- ¿Por qué nunca te diste por vencido conmigo?
Tal vez estas preguntas pueden sonar a reclamos, pero lo cierto es que no lo son. Cuando pienso en todo lo que Dios ha hecho en mi favor, sin que lo merezca, y lo que sigue haciendo no solamente en mí, sino en la vida de todos los que hemos entregado nuestros corazón a El, no puedo menos que aceptar el gran amor de Dios que no tiene explicación. Hay un canto que me llena de emoción porque en una estrofa dice: “Oh Señor, no dejes de trabajar en mi hasta ver lo que tu deseas ver en mi ser”. Ese es mi pedido constante porque con todos mis defectos reconozco que el Señor sigue trabajando en mi vida y en la de sus hijos que deseamos ir al cielo. No es algo fácil porque este mundo está cada vez más alejado de Dios, pero caminando de su mano podremos lograr la victoria. Y tú ¿qué le preguntarás a Jesús cuando lo veas por primera vez? Una de las niñas del que escribió el devocional que leí dijo que cuando viera a Jesús por primera vez le diría:¿quieres darme un abrazo? Yo quisiera que me abrazara en este mismo momento, ¿y tú?
