Toda mujer posee dones y talentos especiales que Dios le ha conferido. Sin embargo, tener dones no es suficiente para alcanzar el éxito. Necesitas aprender a cultivar y desarrollar tus dones para que sean de bendición para ti y para otros. Un don no ejercitado es casi seguro que con el tiempo dejará de ser útil.
Muchas mujeres dicen que no tienen dones porque al compararse con aquellas que son sobresalientes, ellas se califican como inadecuadas o sin capacidades. Esto es un grave error, porque todos somos diferentes y nunca compararse es una buena medida de éxito. Por eso comparto contigo algunos pasos que pueden ayudarte para sentirte más satisfecha con tus dones.
- Identifica tu don o tal vez tus dones – Muchas mujeres al igual que los hombres tienen más de un don que pueden utilizar. Define aquellas cosas que te gusta hacer y con las cuales te sientes contenta al ver los resultados. Algo útil es tomar un cuestionario sobre los dones para identificar con más precisión tus dones.
- Algunos dones son naturales (innatos) otros son desarrollados y adquiridos. La práctica hace la diferencia. Mientras más uses tus dones, más te perfeccionarás.
- Acepta el desafío de utilizar tus dones y valóralos. Haz crecer tu don y compártelo con otras personas.
- Las mujeres nos caracterizamos por tener la capacidad de realizar varias tareas a la vez. Descubre cuál de esas tareas te hace sentir mejor y dedícate a realizarla con amor y devoción. Seguramente te darás cuenta de lo mucho que disfrutas haciendo lo que es tu don o habilidad natural.
Como mujeres cristianas estamos llamadas a cumplir nuestro deber de compartir el evangelio y de esa forma contribuir al retorno del Señor. Puedes tomar la decisión de quedarte cómodamente en la banca de tu iglesia, comunidad o donde Dios te ha colocado, o levantarte con determinación para salir a hacer lo que te producirá bendición para ti y para los demás. Recuerda que los dones son regalos de Dios y no usarlos es despreciar lo que Dios te ha dado.
“El Señor me ha bendecido abundantemente durante toda mi vida. No estoy intentando devolverle los dones maravillosos que me dio; simplemente comprendo que me los entregó para que los pusiera a su servicio! Lisa Whelchel