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¿Ya le agradeciste hoy?

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“¿No hubo ninguno que regresara a dar gloria a Dios excepto este extranjero? Lucas 17: 18

La gratitud es una de las virtudes más olvidadas de nuestro tiempo. Tal parece que la nueva generación no conoce el valor ni el significado de la palabra “gracias”. A los niños desde pequeños se les trata de enseñar a decir gracias cuando reciben algo, y con frecuencia escuchamos a los padres decir: “¿ya le diste las gracias?, especialmente cuando el niño o niña recibe algo. ¿Acaso es que no sabe decirlo o que lo olvida porque no lo considera importante?

No solamente los niños tienen dificultades para agradecer, sino también nosotros los adultos. ¡Cuántas cosas recibimos a diario de diferentes personas y somos muy escasos y lentos para agradecer por ellas! El esposo recibe tiernos cuidados de su esposa, y no le agradecer quizá porque no está acostumbrado, o porque considera que es obligación de ella el suplir y atender sus necesidades. La esposa igualmente es objeto de muchos cuidados y demostraciones de afecto por parte de su esposo, y no las agradece porque tampoco considera necesario hacerlo. Los hijos constantemente están recibiendo atenciones y cuidados de sus padres por los cuales no agradecen. Y así puedo seguir mencionando diferentes situaciones en las cuales de alguna manera recibimos favores de diferentes fuentes y nuestras expresiones de gratitud son escasas, o ausentes.

Lo mismo sucedía en los tiempos bíblicos cuando Jesús estaba en la tierra. Muchos fueron beneficiados con su ministerio; los ciegos volvía a ver, los sordos oían, los enfermos eran sanados, los endemoniados eran librados de sus tormentos, los muertos volvían a vivir y los que no tenían nada escuchaban palabras que les daban esperanzas de una vida nueva, pero muy pocos se lo agradecieron. El relato de Lucas 17: 11-19 nos enseña una lección de gratitud que debiéramos aprender.

Cuando mi nieta Ivonne era pequeña le encantaba que le contáramos historias. No tenía preferencia por ninguna en particular, pero lo cierto era que a la sola invitación de sentarse para escuchar una historia ella respondía con presteza. Un día le conté la historia de los diez leprosos. Para hacer más dramática y demostrativa la historia usé de diferentes recursos tales como llorar y quejarme cuando me refería a los leprosos, y acompañar con algunos gestos los detalles de la historia. En aquella ocasión Ivonne tenía solamente tres años de edad y yo sabía muy bien que era necesario usar todos esos recursos visuales para que ella comprendiera la lección de la historia. Para mostrarle que eran diez los leprosos que fueron a Jesús buscando sanidad usé los deditos de sus manos y fuimos contando uno por uno. Luego la hice que dejara solamente un dedito derecho para representar al leproso que vino a dar las gracias. Le dije: “Ivonne, mira cuántos estaban enfermitos, y este que quedó paradito fue el único que vino a decirle gracias a Jesús”. En ese momento los ojos de la niña se abrieron y con una expresión de asombro y tristeza me dijo en su lenguaje infantil: “¿Uno sholito? Que traducido es (¿Uno solito?).

“Sí, de diez uno solito dijo gracias”. Ivonne estaba muy pequeña para comprender la proporción matemática que existe entre uno de cada diez, pero no estaba tan pequeña como para no sentir tristeza por lo sucedido, porque luego dijo: “Pobrecito Jesús”.

Aquel día comprendí que esa historia está en la Biblia porque son pocas las personas agradecidas. Para esos leprosos el favor recibido significaba mucho. Ahora podían volver a sus hogares, compartir con sus hijos, podían volver a vivir una vida normal en comunidad con otros, y sin embargo nueve no volvieron para agradecer. ¿Cuántas cosas puedes identificar que recibes a diario y que olvidas agradecer? Toma unos minutos para pensar en ello y luego comienza a agradecer por los favores recibidos. Estoy segura que descubrirás muchos motivos por los cuales estar agradecida, y tu corazón experimentará el gozo que se produce al agradecer. ¿Ya  le dijiste gracias a Jesús hoy? ¿Ya le agradeciste a tu familia y amigos? Si tu respuesta es afirmativa, te felicito y te animo a no dejar de agradecer diariamente, pero si tu respuesta es negativa; anda y hazlo ahora mismo.