Queridas amigas, no sé quién escribió este artículo porque lo encontré entre los materiles que me envían así que aunque desconozco su autor, me parece muy apropiado e interesante su contenido por lo tanto he decidio publicarlo para beneficio de alguna familia que necesite esta información. Espero lo disfruten.
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La imagen del hombre proveedor y cabeza de familia es uno de los pilares de la cultura latina, pero desde hace unas décadas las cosas están cambiando con los nuevos roles femeninos. Un hombre es capaz de dar amor y confianza con sus palabras y acciones, más allá de contribuir sólo para cubrir los gastos de manutención de los menores. Cada vez es más necesario que el padre asuma parte de la responsabilidad de la educación de los hijos.
Hasta hace poco tiempo criar a los hijos correspondía solamente a la madre, mientras el padre sólo tenía que traer dinero a la casa familiar. Pero con la incorporación de la mujer en el mundo laboral los papeles han cambiado y los niños y adolescentes demandan también la presencia del papá. La cuestión es ¿aceptan los latinoamericanos la responsabilidad de ser padres? ¿Están dispuestos a asumir la nueva paternidad que implica compromisos para toda la vida?
En los nuevos modelos familiares desaparecieron los roles rígidos con funciones estrechas; tanto el lugar del padre como el de la madre han sido redefinidos como copartícipes de la educación de los hijos, dentro o fuera del matrimonio. Así, en los casos de ausencia del progenitor (por fallecimiento, abandono o divorcio), los psicólogos recomiendan sustituir con tíos o abuelos esa figura que proporciona seguridad y contención a la vez que complementa la labor materna en hogares monoparentales.
Grandes ausentes
“La paternidad responsable no puede reducirse a garantizar la pensión alimenticia y el pago de los colegios. Tiene que ver con que las hijas y los hijos aún siendo mayores sepan que en el padre encontrarán un confesor, un amigo, un consejero a quien pedir opinión y recostarse confiadamente sabiendo que está ahí para ayudarnos, materialmente a veces pero sobre todo emocionalmente”, describió Gloria Rubín, directora de la Fundación Kuña Aty que realiza una campaña a favor de la paternidad responsable en Paraguay.
Ella es de la opinión de que el padre ‘ausente’ es aquel que reproduce el esquema de proveedor que se encarga de traer el dinero y el bienestar a la familia, que se ocupa de las relaciones laborales y sociales, desligándose de las responsabilidades cotidianas de la educación y crianza de los hijos.
Es duro comprobar que aún es alto el índice de madres solteras a las que les toca sacar adelante a sus hijos solas, según comentó la experta. “Muchos hombres, al saber que su novia, compañera o esposa está embarazada se esfuman, dejando así toda la responsabilidad a la mujer. Los hijos deberían ser muy esperados y queridos desde su concepción. Dar dinero no basta porque queda pendiente la deuda afectiva no sólo en los hijos sino en la madre que carga con esa violencia psicológica del abandono”, precisó.
Para ser un padre responsable
La clave del éxito en la crianza de los hijos se fundamenta en valores tradicionales como la confianza mutua, el respeto, el diálogo, la comprensión, la verdad y el amor incondicional.
- Demostraciones de amor: Valen abrazos, besos, cartitas o decirles lo mucho que se les quiere. Con ello les brinda seguridad y el estímulo que necesitan los hijos.
- Tiempo con calidad: Importa menos la cantidad que la calidad pero sobre todo la oportunidad.
- Ver el mundo a través de sus ojos: Pensar en la propia niñez hará entender mejor los temores, las ilusiones y las necesidades de los niños.
- Disciplina y límites: La disciplina es necesaria en la crianza y en la educación, pero debe hacerse de manera justa y con sentimientos de amor, nunca de manera dura o arbitraria o con malos tratos.
- Hablar mucho: No hablarle a los hijos, sino hablar con los hijos. Los niños y adolescentes se comunican de muchas maneras.
- No obligarse a solucionarlo todo: No hay que agotar los consejos. Es mejor procurar dar un margen a la decisión personal de cada uno.
- Pasarla bien con ellos: A los hijos les debe quedar el recuerdo de que con su papá se pasaba bien. Es importante que haya más risas que riñas y retos.
- Buscar tiempo: Especialmente en el caso de no vivir en la misma casa que los hijos, el padre tiene que buscar tiempo para compartir con ellos una serie de actividades propias de cada etapa del crecimiento.
- Compartir actividades cotidianas: Asistir a esa función del colegio, acompañarlo a un partido de fútbol o comentar cómo le fue en un examen es el tipo de apoyo que luego cimienta una buena relación con un padre aunque éste viva en otra casa e incluso forme una nueva familia.