Más de un niño enfermo recibió de Jesús la sanidad y hasta la vida. Para nosotros como iglesia los niños son de gran importancia. En la actualidad el número de niños que asiste a nuestras congregaciones ha crecido considerablemente y el desafío que la iglesia debe enfrentar ha hecho que se implementen programas que le permitan a la niñez crecer en el conocimiento de Jesús mediante una experiencia personal y a través de la participación en la iglesia.
Este sábado ha sido designado como “El Día Internacional del Niño Adventista” ¡Qué gran día de fiesta espiritual será este tanto para las iglesias como para sus niños! Ellos estarán tomando parte activa en la programación demostrando así el potencial que poseen. De igual forma los adultos de las iglesias tendrán la oportunidad de demostrar a los niños que se sienten felices al tenerlos como parte de la congregación. Hagamos de este día en particular algo especial para la niñez de la iglesia.
Propósitos del programa:
Como resultado de este programa se espera que:
A) Los niños de las iglesias se sientan amados y valorados por la congregación.
B) Los adultos se concienticen del potencial que hay en los niños y se lo expresen cariñosamente.
C) Afirmar el concepto en los niños y adultos de que todos somos miembros de la familia de Dios y Él se complace en estar junto a ellos en su adoración.
Programa:
Introducción y desarrollo:
(Aparece en el escenario un grupo de niños usando ropas de los tiempos bíblicos. Se encuentran en un jardín conversando y hablando de lo maravilloso que fue la visita que hicieron con sus madres al lugar donde estaba Jesús. Tienen en sus manos juguetes y objetos de los tiempos bíblicos.)
Niña nº 1: – Muchachos, me siento muy feliz de haber ido con mamá a ver a Jesús. Esa mañana cuando ella fue a mi cama para levantarme yo tenía mucho sueño, no sentía deseos de salir y pensaba que era mejor descansar que salir a caminar tan lejos. Pero mamá me invitó con tanto entusiasmo que me olvidé del sueño y salté de la cama para alistarme. Aunque mamá siempre me contaba las cosas que el Maestro hacía en nuestra aldea a veces yo dudaba que fueran ciertas así que movida un poco por la curiosidad acepté la invitación. Cuando llegamos a cierta distancia y miré de lejos a Jesús inmediatamente comprendí que era un hombre muy especial.
Niño nº 2: (La interrumpe para hablar) – La verdad es que yo me sentí un poco asustado cuando vi la forma tan áspera como los hombres que estaban con El nos trataron. Por un momento pensé que nos iban a castigar pues siempre he escuchado que en las reuniones de los hombres no deben estar ni las mujeres ni los niños.
Niño nº 3: – Yo también sentí lo mismo y … ¿saben algo? (Pensativo) allí en el grupo estaba mi Tío Pedro quien desde hace tiempo anda con el Maestro. Cuando lo vi como me miró pensé que me iba a castigar por haberles interrumpido. Yo quiero mucho a mi tío pero en ciertas ocasiones sus reacciones y la forma como habla me atemorizan.
Niña nº 1: – Es verdad, los adultos muchas veces no se dan cuenta que la manera como nos tratan y las palabras ásperas que dicen nos hacen mucho daño. ¿Recuerdan el himno que cantamos cuando íbamos a ver a Jesús? Desde esta mañana estoy tratando de recordarlo y no puedo.
Niña nº 4: (De un saldo se coloca de pie y mirando a la congregación dice:)
– Ese himno se titula “Cuando venga Jesucristo” y es el número — del himnario. Vamos a cantarlo todos juntos aquí mismo donde estamos sentados.
Niña nº 5: (Se voltea para mirar a los otros niños) – ¿Recuerdan las palabras que Jesús le dijo a los discípulos cuando ellos nos querían apartar? Yo las he aprendido de memoria y creo que nunca las olvidaré. Anoche buscando en mi Biblia las encontré escritas. Están en Lucas 18:16. Me gustaría que todas las personas del mundo pudieran leerlas y ponerlas por práctica para que los niños que de ahora en adelante conozcan a Jesús sientan que los adultos desean ayudarles en su vida espiritual. Leamos juntos el versículo. (El niño se acerca al micrófono y la congregación se une con él en la lectura bíblica).
Niña nº 6: (Representando la hija de Jairo. Tiene en su mano un muñeco de peluche y mientras lo acaricia dice:)
– Yo tuve un privilegio que ustedes nunca se imaginaron. Por mucho tiempo la enfermedad me azotaba y un día cualquiera mi padre fue a buscar al Maestro para que me sanara pero la muerte tocó mi vida antes de que llegaran. Mis padres estaban muy tristes pero Jesús los consoló y les animo a tener fe. No supe cómo ni en qué momento mis oídos escucharon la voz de Dios pero una cosa si sé; El me devolvió la vida y ahora estoy nuevamente con mis padres y con ustedes. Escuchar la voz de Dios es algo maravilloso y estoy segura que cuando las personas que hayan aceptado a Jesús escuchen su voz y lo vean venir en gloria experimentarán el gozo que yo también experimenté. Me gustaría invitarlos para elevar una corta oración. (La niña invita a todos los presentes a arrodillarse para orar y de igual forma lo hacen los niños que están en la plataforma mientras ella dice una corta oración).
Dama nº 1: (Entra con una cesta de frutas y vegetales en sus manos como si viniera del mercado. Saluda a los niños y se detiene para hablar con ellos unos minutos)
– ¡Hola niños! ¿Cómo les va? ¿Me puedo sentar con ustedes por un instante? Vengo ¡tan cansada del mercado! Había tanta y tanta gente que casi no se podía caminar. Me dieron tantos empujones que hasta las sandalias me rompieron.
(Mirándolos a todos) -Espero no haberlos interrumpido en su conversación. ¿Estaban hablando de algo en particular?
Niña nº 1: – Sí, señora Raquel. Nos estábamos recordando del día cuando ustedes nos llevaron a ver a Jesús.
Dama nº 1: (Como evocando el incidente) – ¡Ah, que maravilloso fue ese encuentro. ¡Cuánto me hubiera gustado haber sido como ustedes para sentarme en las piernas de Jesús mientras hablaba! Creo que Rebeca nunca olvidará ese día pues fue muy hermoso ver cómo Jesús le acariciaba su linda cabellera. ¿Lo recuerdas Rebeca?
Niña nº 6: (Debe ser una niña de aproximadamente 6-7 años, de rostro dulce y cabellera larga o rizada)
– Sí, las manos de Jesús son muy suavecitas. Estar sentada sobre sus piernas me hizo sentir que Él me amaba. Cuando miré su rostro o sentí miedo porque en sus ojos pude ver amor, mucho amor. Me gustaría volver a ver a Jesús.
Dama nº 1: – ¿Saben? Desde que nosotras las madres fuimos a visitar a Jesús con ustedes, hemos estado pensando que necesitamos dedicar más tiempo para enseñarles del amor de Dios. A veces tenemos tanto trabajo que realizar en la casa, que nos olvidamos de tomar tiempo para enseñarles las lindas historias del cuidado amoroso de Dios para con su pueblo. Yo sé que cada sábado los llevamos al templo pero en ocasiones llegamos tarde o se nos olvidan las ofrendas, y hasta nos olvidamos de estudiarles la lección. La verdad es que esto no debe suceder porque si nosotras no tomamos el tiempo necesario para enseñarles el amor y la obediencia hacia Dios el camino hacia el reino de Dios les será difícil. Por eso como madres hemos decidido con la ayuda de Dios poner de nuestra parte para que nada impida que el tiempo necesario para el estudio de la Biblia en nuestros hogares sea ocupado por otra actividad. Yo particularmente cada mañana y cada noche estoy dedicando tiempo para orar y estudiar la palabra de Dios con mis hijos.
(Se voltea mirando a la congregación mientras hace la pregunta)
– Y usted querido padre o madre, ¿también está tomando tiempo para instruir a sus hijos en el camino de la salvación?
Música especial: (Si se puede preparar un pequeño coro de niños para que tengan una música especial sería fantástico. De no ser posible los mismos niños que están participando en el drama pueden cantar o presentar un solo vocal o instrumental)
Niño Nº 7: (Un niño de los que está sentado en el grupo de repente recuerda que se le ha olvidado algo y dando un salto toma en sus manos una cesta que está a un lado de la plataforma)
– ¡Oh, cómo pude olvidarme de llevarle esta cesta al Sr. Andrés. Mamá me dijo que le pidiera una pescados para el almuerzo pero he estado tan entretenido escuchando y recordando todo lo que ustedes han dicho que no me había dado cuenta de la hora. Voy corriendo a hacer el mandado.
Dama 2: (Llega al grupo un poco sorprendida)
– ¡Hacia dónde iba Josías tan apurado que ni me saludo y casi me hace caer! Cualquiera diría que iba a presenciar otro milagro como el que le tocó vivir cuando le dio su merienda a Jesús y éste la multiplicó hasta que pudieron comer más de cinco mil personas.
Niña nº 4: – ¿Usted estuvo presente el día que Jesús hizo ese milagro?
Dama 2: (Acercándose a la niña)
– Sí, yo vi todo lo sucedido y también tuve el privilegio de comer de esos panes y peces. Creo que son los panes y peces más deliciosos que haya comido en mi vida. Cuando los discípulos comenzaron a repartir yo no creía que tantas personas podrían comer con tan poca comida, pero la verdad es que mientras más personas tomaban panes y peces de las cestas más y más aparecían. Pienso que los que no eran amigos de Jesús ese día quedaron maravillados al ver lo sucedido. A veces me parece que todas las personas del mundo debieran conocer de Jesús y de su poder. Hay países donde no se conoce nada acerca del amor de Dios como por ejemplo en ___________ (adapte la historia del misionero correspondiente para ese sábado y presente un corto relato animando a los miembros de Escuela Sabática a compartir el evangelio y las ofrendas con otras personas.
Dama nº 3: (Con las manos en la cintura como quien está sorprendida)
– De manera que aquí están. Los he estado buscando por todas partes porque necesitamos limpiar el patio de la casa para celebrarle el cumpleaños a Matías. Mañana cumplirá 9 años y queremos que todos ustedes vengan para jugar con él. Vamos ayúdenme a preparar la fiesta. (Salen todos hablando juntos y muy emocionados por la invitación).
(Se anuncia la División de Clases)
Conclusión: (Aparecen todas las personas que participaron en el programa tomados de las manos. El encargado de la dirección de la E.S. les agradece por el programa y expresa la importancia de que la iglesia permita que los niños junto a sus padres se preparen para el encuentro con Jesús. Para finalizar entonan el himno Nº _____ y oran junto con la congregación.