Entre las responsabilidades que los padres tienen con relación a la vida espiritual de sus hijos el ayudarles a crear el hábito de dedicar un tiempo especial para estar con Jesús y aprender de lo que significa ser un cristiano, es quizás una de las tareas más importantes y delicadas. Los niños de esta generación tienen muchos elementos que los distraen y entretienen, pero pocos o ningunos de esos elementos contribuyen a llamar la atención de los niños hacia los asuntos espirituales.
Cuando los niños son pequeños los padres cristianos deben tomar la iniciativa de dedicar un corto tiempo diariamente para enseñarles las historias de la Biblia de manera que los niños se familiaricen con los personajes y los hechos que en ella se presenta. A medida que los niños van creciendo esas historias se van fijando en la mente y el conocimiento que de ellas se obtiene ocupa un lugar importante en la formación espiritual de los niños aunque en una forma un tanto simple y rudimentaria. Sin embargo, cuando ya los niños aprenden a leer es de suma importancia que esos momentos dedicados al estudio de la Biblia se tornen más formales de manera que el hábito una vez formado se refuerce con la práctica. Es incalculable el beneficio que un niño recibirá si los padres logran que cada día el niño tome tiempo para estar con Jesús a través del ejercicio de las disciplinas espirituales que comprenden no solamente el estudio de la Biblia sino también al participar de la oración y de la alabanza mediante el canto.
Hay un personaje bíblico que se llegó a destacar por su profundo estudio de la Biblia desde pequeño. Su nombre era Timoteo. La madre y la abuela de Timoteo hicieron todo esfuerzo necesario para enseñar al chico desde pequeño a amar y estudiar la Biblia. En el tiempo de esta familia la Biblia no existía como el libro que conocemos hoy día; solamente había rollos que contenían parte de los escritos sagrados. Seguramente adquirir uno de esos rollos no era fácil, y un tanto costoso, pero estas dos mujeres no escatimaron esfuerzos para proveerle al niño lo que desarrollaría en él amor por las Sagradas Escrituras. Con razón cuando el apóstol Pablo le escribe a Timoteo usa la siguiente expresión:
El conocimiento que Timoteo recibió del estudio de la Biblia le fue de gran utilidad para protegerlo de las malas influencias que lo rodearon en la vida. Comentando al respecto en el libro Conducción del Niño leemos lo siguiente:
A continuación se encuentra un seminario que he preparado para motivar a los niños en el desarrollo del hábito de dedicar tiempo para su devoción personal. Todo niño que sabe leer y escribir debiera enseñársele la importancia de este hábito. Es mi deseo que los maestros de niños en la iglesia y los padres en el hogar aprovechen este sencillo material para instruir a los niños. También he preparado un calendario con actividades para cada día que ayudará a los niños en su tarea de dedicar un tiempo a la devoción.