En diversas ocasiones me hicieron la siguiente pregunta: ¿qué se espera de la esposa de un pastor? Admito que siempre fui muy cuidadosa al responder, porque las esposas de los pastores somos como las flores; las hay de todos los tamaños, colores, y formas. Es muy difícil trazar un criterio universal, o establecer un estereotipo por el cual todas las esposas de pastores sean evaluadas. Sin embargo, hay algunas verdades que rodean a esa mujer tan especial.
A. La Congregación tiene sus expectativas
Todas las congregaciones tienen sus propias expectativas en lo que se refiere a lo que debe ser una esposa de pastor. Muchas de esas expectativas son influenciadas por los siguientes elementos:
1. Los estereotipos tradicionales – En la mente de muchos miembros de iglesia existe una idea de cómo debe ser la esposa de un pastor. Para algunos ella debe ser una mujer callada, muy espiritual, cuidadosa de su apariencia personal, que no se queje, madre ejemplar, en fin una mujer con características más que angelicales. Esto es así porque los modelos tradicionales de años pasados siempre mostraban a la esposa del predicador como una mujer muy sencilla, incapaz de llamar la atención hacia sí misma, y siempre escondida detrás de la imponente imagen de su esposo.
2. El modelo de la esposa de pastor anterior – Es muy frecuente encontrar en la iglesia personas que comparan a la nueva esposa de pastor con la saliente. Señalan las cualidades sobresalientes de una y de otra, así como las debilidades o deficiencias que observan. Esto es algo que impone una gran presión sobre la nueva esposa de pastor si no sabe cómo manejar esa presión. Hay que recordar que algunos miembros de la congregación se identifican mucho con algunas esposas de pastores, y cuando son trasladados, se cierran para recibir a la nueva “pastora”, porque sus afectos son leales a la anterior.
3. Las preferencias personales – Todos tenemos que reconocer que hay personas que nos caen muy bien, y con las cuales nos identificamos rápidamente, mientras que con otras nos cuesta más el acercamiento y entablar una amistad. Siempre en las congregaciones habrán personas que sin ningún motivo, mirarán a la nueva esposa del pastor con ojos de pocos amigos. Posiblemente no tengan una razón de peso para esa conducta, pero el hecho de no sentir atracción hacia la personalidad de ella, les hace levantar una barrera que impide la cercanía.
4. El nivel socio-cultural de los miembros de la iglesia – Aunque la iglesia no debe ser un lugar de niveles sociales, tenemos que reconocer que una cosa es la iglesia en la zona rural, y otra la iglesia en la ciudad, o la capital. La conformación de la membresía en cada una de esas áreas tiene características muy particulares, por eso una esposa de pastor nacida y criada en una gran ciudad, cuando es trasladada con su esposo para una iglesia de campo, puede encontrar rechazo porque la tildan de “orgullosa”, o que “se las da de gran persona”, cuando en realidad no es así. De igual forma cuando es en el sentido inverso, la esposa que fue nacida y criada en el campo, es llevada a una iglesia de la ciudad, puede encontrar que los hermanos la miran como si fuera “una humilde campesina”, y hasta la pueden creer incapaz de prestar un servicio en la iglesia
B. La Esposa del Pastor es parte de un Equipo
Lo que hemos presentado hasta el momento nos lleva a considerar una gran verdad. En las últimas décadas la iglesia ha comenzado a mirar a la esposa de pastor, no por medio de un estereotipo, sino como parte importante del ministerio al que el pastor ha sido llamado. A eso se le llama ahora “ministerio en equipo”. Para algunas congregaciones ha sido difícil entender este concepto, así como para las mismas familias pastorales. Tengo muy pocos recuerdos en mi memoria de esposas de pastores a las cuales vi bien identificadas con el ministerio de sus esposos en términos de participación directa. La función de muchas esposas de pastores hace veinte o treinta años atrás era solamente la de cuidar de sus hijos y hacer que la ropa y la comida de su esposo estuviera lista. Ella llegaba a la iglesia a ocupar un lugar en la congregación, y de allí no se movía a menos que fuera para atender alguna emergencia. Todo giraba alrededor de su esposo. Ahora las cosas han cambiado. La esposa del pastor juega un papel más protagónico y será por eso que para algunas congregaciones cuando les llega una nueva familia pastoral tienen la idea de que están recibiendo “dos por el precio de uno”.
Sin embargo, para la esposa del pastor trabajar en equipo al lado de su esposo debe ser el resultado de sentirse ella también llamada por Dios para realizar su ministerio, y no simplemente porque la congregación así lo espera de ella. La esposa del pastor no es una asistente; es parte integral del ministerio, por lo tanto tiene varios roles que debe cumplir.
C. Los múltiples roles de la esposa del pastor
Demos una mirada a las diferentes facetas que debe cumplir la mujer que está casada con un pastor.
a. Ser esposa – Está es quizá la tarea más importante. Amar, cuidar, aconsejar, orar y velar por el bienestar de su esposo debe ser la prioridad de toda esposa de pastor. El pastor necesita tener a su lado una mujer amorosa, que pueda satisfacer sus necesidades afectivas, y que resulte ser “su ayuda idónea”. Necesitamos estar profundamente enamoradas de nuestro esposo, para ser esa esposa amorosa que todo hombre desea.
b. Ser madre – La gran mayoría de las mujeres sueñan con llegar a convertirse en madre, y la esposa de pastor no es una excepción a la regla. Si Dios la bendice con hijos, a ella le corresponde cumplir una tarea muy especial de manera que pueda colaborar con su esposo en la crianza de sus hijos de tal forma que lleguen a ser una bendición para el ministerio de su padre. La hermana White hablando al respecto nos brinda la siguiente declaración:
“El ministro tiene su tarea, y la madre tiene la suya. Ella debe llevar a sus hijos a Jesús para que los bendiga. Debe apreciar las palabras de Cristo y enseñarlas a sus hijos. Desde la infancia de éstos debe enseñarles a ejercer dominio propio y abnegación, así como hábitos de aseo y orden. La madre puede criar a sus, hijos de tal manera que acudirán a escuchar con corazón abierto y tierno las palabras de los siervos de Dios. El Señor necesita madres que en todo ramo de la vida hogareña aprovechen los talentos que él les dio y preparen a sus hijos para la familia del cielo”. HA. 211
Definitivamente la esposa del pastor no esta excusada de cumplir con su responsabilidad de madre, y no debiera estar tan ocupada con los asuntos de la iglesia como para que descuide a sus hijos. Su primer campo misionero es su hogar, y Dios bendecirá el ministerio de su esposo a través de los esfuerzos realizados por su esposa al dedicar tiempo para la educación de sus hijos.
c. Ama de casa – El cuidado y la administración del hogar requieren de la esposa del pastor mucha atención. Ese es su reinado y en el hogar ella es responsable de mantener el orden y el aseo necesario para disfrutar de buena salud y de un ambiente agradable. Con frecuencia el hogar del pastor es visitado por los miembros de iglesia, y éstos esperan encontrar que su pastor vive en un hogar ordenado, sencillo, modesto, pero que representa la iglesia. La tarea de cuidar del hogar es de todos los miembros de la familia, pero la responsabilidad mayor recae sobre la esposa. Ella con pequeños detalles puede hacer del hogar un sitio acogedor y placentero. Los niños y el pastor, así como ella misma deben encontrar en el hogar la paz y la tranquilidad que reina en un sitio donde hay orden y limpieza. Los ángeles se gozarán en estar con ellos, y las personas que los rodean experimentarán esa misma sensación de bienestar. Recordemos que el mejor testimonio en favor de la verdad, lo presenta un hogar bien ordenado y limpio.
d. Otros roles – Si fuéramos a identificar todas las funciones de las esposa del pastor necesitaríamos varias páginas. Para muchos ella es la telefonista que atiende todas las llamadas a cualquier hora, la pianista de la iglesia, la maestra de las divisiones infantiles que nunca puede faltar, la cocinera que preparar los mejores platos en las fiestas de la iglesia, la consejera de las hermanas y de los jóvenes, en fin que si seguimos añadiendo la lista se alargaría. En realidad todas esas tareas adicionales, las cumple la esposa del pastor, porque es una mujer que se siente llamada para servir, y lo hace porque ama a su iglesia, ama a su esposo y quiere verlo triunfar en su tarea de conducir la iglesia, y sobre todo ama a Jesús y siente que en todos esos detalles ella está haciendo algo para agradar al Señor y para demostrarle su agradecimiento y amor por todo lo que él hace por ella y su familia. No es una tarea impuesta, es un servicio de amor que la esposa del pastor realiza con gusto.
D. ¿Qué clase de esposa de pastor eres?
Ante las expectativas antes mencionada llegamos a una conclusión; con todo lo que se espera de ti, es posible que ya te sientes como la genio de la botella, encerrada y prisionera. Lo mejor que puedes hacer es ser tu misma. No dejes que las presiones o expectativas marquen el rumbo que habrá de seguir tu vida. Sirve al Señor con limpia conciencia y con tus dones. Si son muchos colócalos en las manos de Dios, y si son pocos de igual forma entrégaselos porque él sabe lo que puede hacer con ellos.
¿Eres una esposa de pastor que está tratando de conseguir la aceptación de los hermanos de iglesia?
¿Estás tratando de complacer a Dios, a tu esposo, y a la iglesia?
¿Has caído en la trampa de compararte con la esposa del pastor anterior?
¿Estás midiendo tu éxito, por el éxito de otros?
Recuerda que debe ser única, real, sincera con Dios, contigo misma, y con tu iglesia. Tu congregación necesita saber quién eres en realidad, y lo que sabes hacer. Usa las habilidades que Dios te ha dado. Convéncete de que no importa cuánto hagas, o cuanto te esfuerces nunca podrás hacerlo todo. Descubre tus dones particulares y ubícate en el lugar correcto para que puedas servir a tu congregación.