Una anciana frágil se cayó y se fracturó la cadera. El médico colocó los huesos lo mejor que pudo, pero sabía que le esperaba una larga e incómoda recuperación.
Al día siguiente, cuando la visitó en el hospital, la encontró con una gran preocupación. “¡Ay doctor! – le preguntó ¿cuánto tiempo tengo que permanecer en cama? Con sabiduría y amabilidad, el doctor le contestó: “Sólo un día…un día a la vez”.
Esa fue una respuesta sabia. Nos recuerda las palabras del Señor Jesús. Él enseñó una lección similar cuando dijo: “Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal”. Mateo 6:34
No sólo eso, sino que las preocupaciones de mañana podrían no llegar nunca. Una piadosa mujer que había vivido lo suficiente como para aprender algunas lecciones importantes dijo: “He tenido muchos problemas en la vida, y la mayoría de ellos nunca sucedieron”.
¿Estás sobrecargado de preocupaciones acerca de lo que podría suceder mañana? ¿Parecen oscuros y llenos de dificultades los días que tienes por delante? Recuerda que la gracia y la guía nos son dadas como el maná en el desierto; un día a la vez.