Cuando dos personas se unen en matrimonio es seguro que en algún momento de sus vidas tendrán un desacuerdo que puede llegar a tornarse en un conflicto. La forma madura y cristiana de resolver esos desacuerdos resultará en una oportunidad de crecimiento para la pareja en lugar de convertirse en una amenaza para la felicidad y estabilidad de la relación matrimonial.
Quizá debiéramos comenzar estableciendo el hecho de que los conflictos tuvieron su origen desde el Jardín del Edén. Allí la Biblia declara que cuando Dios se le apareció a la primera pareja, después de que comieron del árbol prohibido, la respuesta de Adán fue culpar a su esposa por haberle dado del fruto. Eva a su vez culpó a la serpiente y desde entonces todos los seres humanos vivimos desplazando la culpa de nuestra acciones cuando nos encontramos en conflicto (Génesis 3:9-14).
¿Qué es un conflicto?
Tal vez lo primero que debemos establecer es que un conflicto resulta de una situación de choque, pugna o contienda entre dos personas. Muchos de estos conflictos surgen porque no se puede llegar a un acuerdo en las diferencias que la pareja enfrenta. Otra razón podría ser que ambos traen patrones de conflictos heredados de su familia de origen ya que no tuvieron un buen ejemplo en sus padres al verlos resolver sus propios desacuerdos. La situación en el matrimonio puede tornarse más difícil si las habilidades de la pareja para comunicarse son deficientes, o si cada uno defiende en forma egoísta su posición o punto de vista.
Una pareja que en realidad desea tener una relación matrimonial saludable debe interesarse por aprender a identificar y a resolver sus conflictos de manera que en lugar de ser una amenaza para la felicidad resulte en una experiencia de crecimiento para ambos. Una de las formas como se puede aprender a entender lo que sucede en los conflictoses tomando en cuenta los siguiente factores:
a. En un conflicto con frecuencia las parejas ven solamente sus puntos de vista. Es muy posible que aquello que ocasionó el conflicto le incomoda tanto a uno de los dos que no puede ponerse en el lugar del otro para ver el problema desde otra perspectiva. Es lamentable cuando uno de los dos se polariza y no permite que sus ojos vean más allá de lo que parece ser el problema.
b. Otro factor que afecta la solución de los conflictos matrimoniales es la de señalar los errores del otro. Generalmente la tendencia del ser humano cuando está enojado es a olvidar lo bueno y recordar lo malo. Es en medio de un conflicto cuando muchas veces surgen declaraciones que van adornadas con absolutos tales como: “siempre que tenemos un problema tú…”, o tal vez se dice: “tú nunca piensas en…”. Si los casados se dieran cuenta que esas declaraciones no son verdaderas, y que seguramente han existido muchas situaciones en el pasado que fueron diferentes entonces descubrirían el gran error que se comete cuando se asume la actitud de señalar o puntualizar los errores del otro. Eso puede resultar tan hiriente y dañino que hasta podría llevar una relación a la ruptura por el resentimiento que se puede llegar a crear en uno de los dos.
Áreas de mayor conflicto en el matrimonio
Aunque no todos los matrimonios reaccionan igual ante los conflictos y aunque no todos los problemas se originan por la misma causa existen áreas comunes en las que se crean los conflictos en la mayoría de los matrimonios. Esas áreas conflictivas son las siguientes:
a. Manejo de las finanzas – Un gran número de matrimonios enfrentan conflicto en lo relacionado con el uso del dinero. Ese factor tan indispensable para la vida, puede tornarse en una pesadilla si ambos cónyuges no se han puesto de acuerdo en la forma como debe manejarse el dinero sabia y equitativamente. No existe un patrón universal que se pueda aplicar a todos los matrimonios, pero si hay recomendaciones que se pueden seguir para que el uso del dinero no sea un enemigo. Los esposos deben mostrar interés de sentarse a establecer las “reglas del juego” de manera que ambos tengan la oportunidad de manifestar sus ideas con respecto al igual que su opinión sobre el sistema a implementar con el uso del dinero. Por regla general en la mayoría de los matrimonios hay uno de los dos que tiene más y mejores habilidades financieras, y es esa persona la que debiera tomar la iniciativa en el asunto, recordando siempre que nada que se haga por la fuerza, o la imposición producirá buenos resultados.
b. Educación de los Hijos – Durante el noviazgo poco hablan las parejas con respecto a esta área tan importante, pero cuando se convierten en padres si no han tenido una orientación correcta es posible que muy pronto ambos se den cuenta que la gran mayoría de sus conflicto surgen a raíz de las diferencias de opinión y de estilo en cuanto a la crianza de los hijos. La falta de planificación y de orientación puede hacer que los hijos aprendan desde muy temprano en la vida que papá y mamá son diferentes en sus exigencias de manera que los chicos comienzan a diseñar sus propias estrategias para conseguir lo que quieren y manipular a los padres. Es recomendable que ambos cónyuges dediquen tiempo para hablar sus ideales con respecto a lo que quieren ver en la crianza de sus hijos. Que ambos tengan la oportunidad de evaluar el estilo de crianza que tuvieron, tal vez identificando aquellas cosas que les parecieron buenas y que consideran fueron asuntos muy acertados en sus padres. Entonces partiendo desde allí podrán trabajar juntos construyendo su propio estilo y código de crianza. Los hijos para el matrimonio deben resultar en una bendición y no en un elemento que perturbe la felicidad. La lectura de buenos libros sobre paternidad puede ser de gran utilidad para la pareja.
c. Relaciones con la familia extendida – En este particular hay que tratar los conflictos que surgen con mucho cuidado porque se puede llegar a crear heridas muy profundas. Las parejas al casarse se unen a diferentes familias. No es verdad que “yo me casé con ella y su familia no me importa”. Los nexos familiares nunca deben romperse con el matrimonio pues en su lugar los padres del novio deben sentir que a ellos se une una nueva hija y de igual forma los padres de la novia deben sentir que en el esposo de su hija hay un nuevo hijo en la familia. Sin embargo, con frecuencia cuando no se establecen los límites adecuados, y cuando la nueva pareja se mantiene muy cercana a la familia de origen con frecuencia surgen grandes conflictos. El esposo que varias veces a la semana prefiere comer la comida de su madre y deja plantada a su esposa quien ha preparado alimentos para él, o la esposa que pasa por la casa de su mamá todas las semanas para recoger comida para llevarla a su casa, puede descubrir en determinado momento que este detalle está creando serias molestias en su cónyuge. El nuevo matrimonio debe tener un espacio para compartir con sus respectivas familias, pero la intromisión de los familiares en forma permanente o frecuente, las opiniones, o comentarios de la familia entendida sobre los patrones de la pareja, resultarán en un elemento dañino para la relación matrimonial. Seguramente ese refrán tan popular que alguien dijo una vez puede ser aplicado en este tema: “podemos estar juntos, pero no revueltos”.
d. Sexualidad – Esta quizá sea el área de conflictos de la que menos se habla dependiendo del grado de problema que se tenga, de la capacidad para expresar lo que sucede en forma respetuosa y considerando los patrones sexuales de cada uno que en definitiva estarán influenciados por la cultura y la crianza. Sin embargo, puede ser que la insatisfacción y el descontento en esta área se proyecte de tal forma que todos los otros aspectos de la vida matrimonial se vean afectados. Para corregir los problemas que se pueden presentar en la sexualidad es necesario que la pareja busque ayuda profesional. Si bien es cierto que la ayuda profesional puede ser necesaria para las otras áreas antes mencionadas, lo que se relaciona con la sexualidad es todavía más importante. Tal vez el origen del problema sea fisiológico, sicológico y en algunas casos podrá estar influenciado por los patrones o creencias religiosas. Dependiendo del tipo de conflicto que se presente será la necesidad de orientación y ayuda.
Si usted está enfrentando problemas en cualquiera de estas áreas del matrimonio le recomiendo que a la mayor brevedad posible busque orientación y ayuda. La vida matrimonial es preciosa si se vive como Dios la diseñó. No deje que los conflictos no resueltos le roben la felicidad que usted y su cónyuge se merecen.