Estoy segura que todas las abuelitas que leen esta columna estarán de acuerdo conmigo cuando digo que los logros de nuestros nietos son nuestras alegrías. Nada se compara con el gozo que se siente cuando vemos que los nietos aprenden algún deporte, comienzan a incursionar en la música ya sea aprendiendo a tocar un instrumento o formando parte de un coro infantil.
Los niños que desde temprana edad se desarrollan en el arte o el deporte tienen mayores posibilidades de tener una mente más despierta y una mejor salud emocional. Soy una convencida de que la enseñanza de estas destrezas desde temprana edad ejerce una influencia muy positiva en la educación integral de los niños y los capacita para desarrollar sus talentos y expandir su nivel cultural.
Quizás algunos padres piensen que quisieran poder proveerle a sus hijos la oportunidad de aprender a interpretar algún instrumento, o practicar un deporte en particular, pero esas son opciones que no están a su alcance por diversas razones. A los tales quiero decirles que cualquier esfuerzo que hagan por la educación de sus niños valdrá la pena. Hay niños que tienen talentos innatos, y con un poquito de instrucción se convierten en genios de la música o el deporte. A otros habrá que darles la oportunidad para que se desarrollen porque no nacieron con el talento pero tienen la capacidad para aprender si alguien les enseña. Cualesquiera sean las circunstancias valdrá la pena el sacrificio porque al final todo redundará en beneficio de los niños. Hoy felicito a los padres que se interesan por brindarles a sus hijos un poco más de educación en las artes, y los deportes. Un día verán el resultado de esa educación y se sentirán felices de haberlos impulsado al aprendizaje.