Un león encontró a un grupo de gatos conversando. “Voy a devorarlos”, pensó. Pero comenzó a sentir una extraña calma. Y decidió sentarse con ellos para escuchar lo que decían.
– ¡Mi buen Dios! -dijo uno de los gatos, sin notar la presencia del león-. ¡Hemos rezado toda la tarde pidiendo que lloviesen ratones del cielo!
– ¡Y hasta ahora no ha pasado nada! -dijo otro-. ¿Será que Dios no existe?
El cielo permaneció mudo. Y los gatos perdieron la fe.
El león se levantó y siguió su camino, pensando: “Hay que ver cómo son las cosas: yo iba a matar a esos animales, pero Dios me lo impidió. Aún así, ellos dejaron de creer en las gracias divinas: estaban tan preocupados con lo que les faltaba, que ni se dieron cuenta de la protección que recibieron”.
Es posible que esta ilustración nos haya hecho reír ante la curiosidad de lo que pensaban los gatos y lo que pensó el león, pero no creo equivocarme cuando digo que muchos de nosotros somos como los gatos; estamos más preocupados por nuestras necesidades que se nos olvida sentirnos agradecidos por todas las bendiciones que recibimos.
Orar y ver la respuesta a nuestras oraciones en forma inmediata o por lo menos en corto tiempo es algo que nos agrada, pero orar y no recibir respuesta en el tiempo que esperamos eso es otro asunto. Hoy día vivimos en la época cuando todo tiene que ser realizado en un mínimo de tiempo. En uno de los supermercados en el que hago algunas de mis compras semanales he notado que las cajeras trabajan a una velocidad sumamente rápida. Trabajan tan apresuradamente que no se preocupan si están colocando sobre el pan la botella de detergente, o si sobre los tomates colocaron la bolsa de papas. Es posible que nosotros nos acerquemos a Dios con nuestros pedidos de oración en forma apresurada o esperando que la respuesta llegue de inmediato y no nos detenemos a pensar que aunque no hayamos recibido lo que estamos pidiendo hay muchas otras cosas buenas que Dios nos está dando sin que se las pidamos.
En la Biblia se nos dice que “sin fe es imposible agradar a Dios”. Aunque tus oraciones no sean contestadas en el tiempo que esperas, no dejes de confiar en Dios y mira a tu alrededor para que veas cuántas bendiciones Dios te da mientras esperas que te conteste tus pedidos.