Fue en la aldea de Belén
la ciudad del Rey David;
donde apareció el bien
que nos vino a redimir.

En un rústico mesón,
Atestado de animales;
Alumbró la salvación
Y el remedio de los males.

Luz del cielo descendió
Aquella noche sin par
Y el eco también se oyó
De un melodioso cantar.

Iban todos muy contentos
Presurosos a Belén;
Anunciando los portentos
Del que nos bajó el bien.

Zumbido de alas se oía
Con los ángeles del cielo;
Trajo a la tierra alegría
Y dio a los hombres consuelo.

Nació sin pompa ni gloria
Quien fue el Señor de señores;
Cambió el rumbo de la historia
Y amó a los pecadores.

Anuncios angelicales
En las colinas se oyeron;
Sea paz a los mortales
Y gloria a Dios en los cielos.

Vino al mundo de dolor
A irradiarlo con su luz;
Dicha encuentra el pecador
En el divino Jesús.

Iluminó con su vida
Las tinieblas del error ;
y la humanidad perdida
encontró su Redentor.

Dádiva hermosa fue El
Para el mundo pecador,
Su nombre es Emmanuel,
Rey de todos y Señor.

Ante El brindemos laureles
De sentida gratitud;
Pues por El todos los fieles
Disfrutamos de salud.

Día sea inolvidable
Esta feliz Navidad
Y sientan gozo inefable
Los que aman la verdad.