En cierta ocasión una persona que estaba conversando conmigo me preguntó si me acostumbraba a estar todo el tiempo en mi casa ahora que estoy jubilada. Para muchas mujeres dedicarse totalmente a las labores del hogar les resulta aburrido, fatigoso y para algunas hasta estresante. En lo personal me siento tan feliz de estar en el hogar tiempo completo, que más bien lamento que mi jubilación no me llegó antes.

Seguramente mi estilo de vida es totalmente diferente del de muchas otras mujeres, pero he sentido el deseo de compartir con ustedes un poco de mis ideas sobre lo que significa ser una mujer que ama su hogar y se siente feliz de mantenerlo agradable, atrayente y relajante para los miembros de la familia y para las personas que llegan de visita.

¿Cómo es tu hogar? No estoy pensando en la estructura física de tu casa pues tal vez vives en una residencia grande, con muchas habitaciones y ambientes, o tal vez estás en un pequeño departamento que a duras penas hay espacio para ti y tu esposo. Quizás tienes muchos niños, tal vez eres recién casada, o de pronto vives en una casa propia o alquilada. Sea cual sea la respuesta a mi pregunta lo que quiero que pienses es cómo es tu hogar desde la perspectiva siguiente: ¿es un lugar a donde te gusta llegar diariamente? ¿Te gusta la forma como lo tienes decorado? ¿Disfrutas cuando te dedicas a limpiar y organizar las diferentes áreas de tu hogar? ¿Tu hogar revela tu estilo personal?

He descubierto que la mayoría de las mujeres que manifiestan desgano o poco interés por su hogar son aquellas que tienen dificultades para administrar bien su tiempo. No importa si son casadas, solteras, con hijos, sin hijos, viviendo en una casa grande, o en una pequeña, lo que las hace no sentir interés por su casa es precisamente el no saber organizar su tiempo. Eso me ha motivado a preparar algunos temas que espero sean de beneficio para mis lectoras.

Mi padre fue un hombre humilde y sencillo que me dio muchas lecciones de organización y limpieza. Tal vez te sorprende que fuera mi padre y no mi madre, pero lo cierto es que tanto ella como yo aprendimos mucho de él. Con frecuencia lo escuchaba decirme: “Hija, hay mujeres que las llevan a vivir a un palacio y ellas lo convierten en una choza, pero hay otras que las llevan a una choza y la convierten en un palacio; decide cuál de los dos deseas para ti”. Por supuesto que esta sabiduría antigua se fijó en mi mente y siempre he querido convertir mis chozas en palacios para sentirme como una reina. Eso es justamente lo que pretendo hacer por medio de estos sencillos temas y nada me haría sentir más feliz que recibir noticias de ustedes compartiendo conmigo los beneficios de estas lecciones sobre administración del hogar.

Evelyn