Había una vez una junta de iglesia que estaba buscando maestros para los niños y jóvenes. Algunos adultos a los que les pidieron ayuda dijeron: “No quiero dejar la dulce amistad y el estudio de la lección con los adultos”…
Pero los vendedores de drogas en la calle empujaban diciendo: “Ni la amenaza de la cárcel nos impedirá trabajar con tus niños y jóvenes”.
Otros adultos de la iglesia dijeron: “No podemos trabajar con los niños porque salimos con frecuencia los fines de semana”…
Pero los distribuidores de revistas pornográficas dijeron: “Estamos dispuestos a quedarnos en la ciudad los fines de semana y buscarle acomodo a los niños”.
Otros adultos dijeron: “No tengo gracia ni habilidad para los niños y desconozco la forma de trabajar con ellos”…
Pero los productores de películas dijeron: “Estudiaremos y haremos encuestas, invertiremos millones para producir aquello que atraiga a los niños”.
Mientras otros decían: “No dispongo del tiempo necesario para estudiar, planear y asistir a reuniones de maestros”…
Los vendedores de drogas, los distribuidores de pornografía, y los productores de cine dijeron: “Mantendremos los negocios abiertos las horas que sean necesarias cada día para ganar las mentes de los niños”.
De manera que los adultos se quedaron en sus clases de adultos, disfrutando de la dulce compañía de sus amigos, absortos en el estudio de la Biblia, saliendo todos los fines de semana y haciendo lo que querían hacer en lugar de asistir a reuniones para maestros.
Cuando llegó el sábado, los niños vinieron a sus clases pero ninguno estaba allí. Solo se encontraban los miembros de la junta que corrían de un lado para otro asegurándoles a los niños que alguien vendría para ayudar con la clase.
Pero nunca nadie llegó, y los niños pronto dejaron de venir a la iglesia porque se fueron a escuchar a los maestros que se interesaban por saber lo que ellos hacían y lo que a ellos les interesaba de manera que esos maestros llegaron a controlar las mentes de los niños.