Seguramente muchos habrán escuchado el refrán tan conocido que “el buen perfume viene en frascos pequeños”. Parece que las cosas pequeñas producen resultados muy buenos y en gran escala. Eso lo he aplicado en situaciones que nos han sucedido en varias ocasiones.
Recientemente celebramos el Día de los Padres. En esa ocasión mi esposo recibió varias llamadas telefónicas tanto de nuestros hijos, familiares y amigos para expresarle sus buenos deseos. Ya sabemos que estas festividades no son otra cosa que un medio comercial para sacar dinero de nuestros bolsillos, pero también es cierto que, aunque sea con una motivación un tanto equivocada, escuchar las expresiones de cariño y buenos deseos por parte de los que amamos y apreciamos, es algo que produce buenos resultados.
Para dicha ocasión tuvimos la oportunidad de compartir con los nietos que tenemos más cerca de nosotros y pude darme cuenta de la gran felicidad que un pequeño detalle produjo en mi esposo. Nuestra nieta Sophia le trajo a su abuelo una linda tarjeta, pero Ian su hermano quien también trajo una tarjeta para el abuelo hizo algo que produjo gran felicidad al abuelo. Escribió con su letra infantil “Eres muy especial para mí” y luego dibujó dos personas, una representaba a su “Grandpa” y otra a él.
Un pequeño detalle que produjo grandes resultados emocionales para el abuelo. Eso me hizo pensar que en la vida si bien es importante que te digan que te quieren, esos pequeños detalles que demuestran lo que somos para otros son aún más importantes. La complejidad de la vida moderna muchas veces nos hace olvidar que tenemos a nuestro alrededor personas que son importantes en nuestra vida y aunque sentimos aprecio, cariño y gratitud por ellos, no siempre tomamos el tiempo para dar evidencias tangibles de nuestro amor por ellos.
Han pasado varios días desde que mi esposo recibió esa tarjeta, pero me he dado cuenta que la guarda como algo muy especial y cada vez que la mira su corazón de abuelito cariñoso vibra de amor por sus nietos. Sentirse apreciado y recordado es vital en la vida pero cuando vamos envejeciendo me atrevo a decir que deja de ser simplemente un cumplido para convertirse en medicina para el corazón que va latiendo con menos energía que en la juventud.
Ahí les comparto la tarjeta para que la disfruten tanto como lo hace “el Guelo”.