Las personas sensibles pueden, sin pensarlo, convertirse en parte del problema antes que en la solución antes de arreglar las cosas.
La entereza y los sentimientos de valoración personal se logran controlando nuestra propia vida. Y esto incluye encontrar soluciones a los problemas personales. Si un miembro de la familia asume la responsabilidad de solucionar los problemas del otro, se transforma en facilitador, robándole la satisfacción de tomar sus propias decisiones.
¡Facilitar no es amar! Puede parecer un acto generoso allanar el camino de un hijo, esposo, o padre tambaleantes. Pero al quitarle la responsabilidad de tomar decisiones pierde el sentido de competencia, de satisfacción y autoestima. Nuestras acciones son las que proveen la motivación para el cambio.
Satisfacer las necesidades psíquicas de otra persona significa escuchar; animar, consolar y confrontar con amor. Este apoyo solícito es un trampolín que le permite tomar las decisiones que debe tomar. A pesar de las consecuencias, el trampolín siempre estará allí. No salte por otro; no le quite la responsabilidad de tomar decisiones; no controle; no lo ayude a tomar un camino autodestructivo.
Una familia saludable siempre estará para cuidar, para respetar, aceptar, perdonar y confiar; para ser trampolín de lanzamiento. Eso es lo que todos necesitamos de los demás.
Kay Kuzma, Crear Amor, 75,76