Mientras miraba el informe del tiempo en la pantalla del televisor me pude dar cuenta de los cambios tan marcados que nuestro planeta tierra ha venido experimentando en los últimos años. Recientemente en el lugar donde vivimos fuimos testigos de una fuerte lluvia de hielo que produjo un frío intenso y nos impidió salir de la casa por lo peligroso del tiempo. Las escuelas terminaron sus labores temprano y mirábamos cómo el tráfico en cuestión de minutos se volvió sumamente complicado porque los padres salieron de sus trabajos para recoger a sus niños en la escuela. En menos de cinco horas se informó que ocurrieron cerca de 80 accidentes de transito.
No cabe duda que nuestra tierra está dando manifestaciones del abuso al que nosotros los habitantes la hemos sometido. El egoísmo y la falta de consideración por la creación que nos rodea ha ido en aumento. No hace falta ir muy lejos para ver la destrucción de hermosos lugares que luego son sustituídos por tiendas, viviendas o centros de diversión. Seguramente muchos de mis lectores estarán pensando que las tiendas, viviendas y centro de diversión son necesarios. Por supuesto que lo son, pero cuando junto con ese proceso de crecimiento no se tiene un sistema que garantice el equilibrio de la naturaleza estaremos sacrificando lo que tarde o temprano se tornará en destrucción para nosotros mismos.
Si tienes oportunidad de tomar algunas acciones a nivel personal para lograr que ese lugar donde vives sea más hermoso y saludable, yo te animo a hacerlo. Tal vez sea tan simple como sembrar algunos árboles, plantas, colocar comederos para los pájaros, usar productos de limpieza que no destruyan la capa de ozono, colocar los desperdicios en forma organizada, llenar tu medio ambiente de aromas que alegran y producen bienestar.
Sabemos que el día llegará, y no está lejos, cuando esta tierra será destruída, pero mientras eso sucede hagamos todo lo que esté a nuestro alcance por vivir en un mundo más hermoso y menos contaminado.