Hace un tiempo atrás leí en un artículo que una universidad en la ciudad de Nueva York gastó 250.000 dólares en un proyecto de investigación cuyas conclusiones fueron sencillamente verdades que hallamos en la Biblia: En la vida de un niño, no hay fuerza que se compare al impacto de su hogar.
Dios diseñó el hogar como el lugar donde los hijos debían ser criados y educados por sus padres. Wayne E. Rickerson lo dijo de la siguiente forma: “estoy convencido que Dios creó el hogar para que fuera el taller en el cual el carácter cristiano fuera formado”.
¡Qué gran oportunidad la que Dios nos ha dado! La clave para comunicar y formar esos valores a nuestros hijos es dedicando tiempo para ello. Cada día es una oportunidad que se nos presenta para guiar a nuestros hijos en el camino de la verdad, pero es necesario que en cada familia se tome el tiempo necesario para compartir como familia lo que Dios ha hecho, hace, y hará en nuestro hogar. ¿Se dedica cada día en tu hogar un espacio de tiempo especial para estudiar la Palabra de Dios? ¿Compartes con tus hijos las maravillosas historias de la Biblia de manera que ellas puedan inspirar a tus hijos a confiar en el Dios que hizo tantas cosas buenas por todos los que siguieron sus enseñanzas?
Quiero animarte para que comiences por reunir a todos en la familia para compartir las cosas lindas que les sucedieron durante el día, para cantar alabanzas que les alegren, para orar y para leer aunque sea una corta porción de la Biblia. Estoy segura que cuando esto sea una costumbre diaria en tu hogar, muy pronto comenzarás a ver los buenos resultados de tan sencilla actividad.