En una de mis clases con un grupo de damas estudiamos las cualidades del fruto del Espíritu que se encuentran en Gálatas 5:22,23 “En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas”. En nuestra lección hicimos un análisis de lo que cada uno de esos atributos significa para la vida de la mujer cristiana destacando la importancia de cultivarlas personalmente.
Al finalizar la lección tuvimos que identificar cuál de todas esas cualidades es la que más difícil se nos hace practicar. Muchas de las asistentes expresaron que ser pacientes es algo que les resulta casi imposible de lograr. Para la mayoría el amor era lo más fácil de practicar, pero el asunto con la paciencia no era lo mismo. Si lo pensamos bien debemos admitir que el amor se apoya en dos columnas que lo sostienen y ellas son la PACIENCIA y LA BONDAD.
Si en realidad amamos a alguien debemos tratarla con paciencia. En la relación matrimonial la aplicación de la paciencia es sumamente necesaria. Cuando eres paciente puedes responder en forma positiva cuando se presentan las dificultades en la relación. En el libro El Desafío del Amor dice que cuando somos pacientes somos más lentos para enojarnos, guardamos la compostura, no somos exigente y nos calmamos produciendo tranquilidad interior.
A nadie le gusta estar cerca de una persona impaciente. La paciencia nos hace sabios. No se apresura a sacar conclusiones, sino que escucha lo que dice la otra persona. La Biblia dice: “El lento para la ira tiene gran prudencia, pero el que es irascible ensalza la necedad” (Proverbios 14:29).
Así como la falta de paciencia transformará tu hogar en una zona de combate, la práctica de la paciencia fomentará la paz y la tranquilidad. La paciencia te ayuda a darle permiso a tu cónyuge para que sea humano. Comprende que todos fallamos. Cuando se comete un error, decides darle más tiempo del que se merece para corregirlo. Te proporciona capacidad para resistir durante las épocas difíciles en la relación, en lugar de huir ante la presión. ¿Eres esa persona paciente que tu cónyuge necesita? A pocos de nosotros nos resulta fácil la paciencia, y a ninguno le surge en forma natural. Sin embargo, las mujeres y los hombres sabios la considerarán el ingrediente esencial para su relación matrimonial. Es un buen punto de partida para comenzar a demostrar el amor verdadero.