Unas de las primeras lecciones que los niños deben aprender desde temprana edad es a obedecer. Tal vez esa tarea sea una de las más difíciles para la mayoría de los padres, pues ellos a su vez, pueden estar luchando con sus propios conceptos sobre lo que la enseñanza de la obediencia requiere y con lo que ellos esperan de sus hijos al respecto.
No existe una fórmula especial que los padres puedan aplicar a sus hijos para que estos aprendan a obedecerle, pero sí existen estrategias que pueden ser implementadas para estimular la obediencia en los niños. Algunas de esas estrategias son sencillas y si los padres las practican consecuentemente es muy posible que logren llegar al ideal de conseguir que la obediencia sea agradable para los niños.
a. Dedíquele tiempo a sus niños y aproveche todo momento para demostrarles cuánto los ama – Los niños interpretan el amor de sus padres por el tiempo que les dedican y por las demostraciones de amor que reciben de ellos. A un niño no le basta que usted le diga: “te quiero mucho”, si esa frase no va acompañada de un ratito para compartir juntos. Si usted quiere que le obedezcan tome tiempo para estar con ellos.
b. Sea firme en sus pedidos de obediencia – Los niños necesitan sentir que sus padres son firmes cuando le piden que les obedezcan. Si los padres se muestran débiles en sus pedidos o inseguros, los niños se darán cuenta que la obediencia es una opción más y no un mandato. Exija que se obedezcan sus reglas.
c. Asegúrece de que su hijo cumple lo que usted le dijo – Con frecuencia los padres dan órdenes que pronto olvidan. Si usted le pidió a su hija que limpiara el cuarto para cuando usted vuelva del supermercado; ella debe cumplir esa orden. Si no lo ha hecho usted debe manifestar su desaprobación y aplicar el correctivo que sea necesario por el incumplimiento de la orden.
d. Si le ha advertido a sus hijos de las consecuencias por la desobediencia; sea firme en mantenerlas – La mayoría de los niños esperan que sus padres se olviden de las advertencias que les dieron con el mandato u orden. Cuando los padres pasan por alto las consecuencias de una desobediencia refuerzan y promueven ese patron de conducta para el futuro.
e. Enseñe a sus hijos el comportamiento correcto y corrija las acciones inadecuadas en el acto – Para muchos padres el tomar tiempo para enseñar a sus hijos no es una prioridad. El refrán que dice: “Nadie nace aprendido” es una gran realidad. Si los padres no enseñan a sus hijos cómo deben comportarse en público y en privado desde bien pequeños tendrán que enfrentar serios problemas cuando éstos sean grandes y la tarea de enseñarlos será más difícil. De igual modo cuando uno de los padres ve algún comportamiento inapropiado por parte de su hijo/hija no debe esperar hasta que llegue el otro progenitor para corregirlo. Eso de que “espera hasta que llegue tu papá para que te castigue” está incorrecto porque con ello se distorciona el objetivo de la disciplina y la imagen del padre haciéndolo aparecer como el “malo”.
f. Reconozca y refuerce las buenas conductas – Es lamentable que algunos padres solamente corrigen las malas acciones de sus hijos y se olvidan de felicitarlos y premiarlos por todas aquellas cosas buenas que ellos hacen. Los padres más exitosos en la enseñanza de la obediencia son aquellos que han establecido una buena relación con sus hijos desde pequeños y que han sido amplios y consecuentes en reconocer las buenas acciones por insignificantes que sean. Para los niños es importante sentir que ellos están haciendo que sus padres estén orgullosos de ellos por las cosas buenas que hacen de manera que cuando se provee reconocimiento de esa forma los padres estarán estimulando las buenas conductas. Por otro lado cuando solamente se destacan los errores los niños pueden desanimarse y sentirse frustrados por lo que no pueden lograr.