El mes de octubre es dedicado por la mayoría de las congregaciones cristianas para el reconocimiento a todos los que han sido apartados para el ministerio sagrado. Quiero aprovechar la ocasión para enviar mi saludo afectuoso y mis mejores deseos a todos aquellos pastores que se encuentran ejerciendo sus funciones ministeriales y para aquellos que dieron lo mejor de su vida y juventud a fin de lograr lo que hoy tenemos como iglesia.
Me permito felicitar primeramente a mis dos pastores amados; mi esposo Iván y a mi hijo Iván Jr quienes han sido una inspiración para mí como miembro de iglesia. Felicito a todos los pastores que han comprendido que su misión va mucho más allá que la predicación de un sermón. Felicito a los que están seguros de que Dios les ha llamado y escogido para que:
- – Conozcan sus ovejas, no como un número más en una congregación, sino como un alma que necesita alcanzar el reino de los cielos
- – Amen a sus ovejas con sinceridad, respeto y honestidad teniendo en cuenta el valor de cada una ante los ojos de Dios
- – Cuiden y protejan a sus ovejas de los grandes peligros que las asedian y las confunden haciéndolas en ocasiones abandonar el redil por falta de atención
- – Guíen las ovejas por caminos seguros y encaminen a las que les atraen los ruidos, el brillo del mundo y a las que son rebeldes
- – Alimenten a su tiempo las ovejas proveyendo pastos frescos y aguas refrescantes que broten de la Palabra de Dios y no con vanas filosofías o conceptos humanistas
- – Se sacrifique por las ovejas sin pensar que es demasiado lo que exigen y el tiempo que consumen
- – Den su vida si fuera necesario por las ovejas, así como un día lo hizo el Buen Pastor por ustedes
El pastor que ha entendido su llamado comprende que es un gran privilegio haber sido escogido para cuidar del rebaño del Señor que es su iglesia. Por consiguiente las palabras del apóstol Pedro son las más apropiadas en esta hora para confirmar ese llamado a servir que el cielo les ha hecho: “Cuiden como pastores el rebaño de Dios que está a su cargo, no por obligación ni por ambición de dinero, sino con afán de servir, como Dios quiere. No sean tiranos con los que están a su cuidado, sino sean ejemplos para el rebaño. Así, cuando aparezca el Pastor supremo, ustedes recibirán la inmarcesible corona de gloria”. 1 Pedro 5: 2-4 NVI
Dios les bendiga su ministerio