Hace apenas algunas horas recibimos con gran entusiasmo el Año 2014. ¿Qué traerá? No lo sabemos; ni siquiera podemos imaginarnos cuáles serán las sopresas que nos esperan. Estoy segura que muchas cosas buenas sucederán, y otras no tan buenas también habrán de llegar. Lo más importante es que mantengamos durante todos los días del año la firme convicción de que la dirección de nuestro Padre Celestial estará guiando nuestros pasos si lo permitimos.

Entremos a este nuevo año con alegría, llenos de fe y confianza de que Jesús estará a nuestro lado. Dejemos todo lo que pudiera alejarnos del camino correcto y corramos la carrera de este año con los ojos puestos en Jesús. Seguramente como los buenos atletas tendremos que privarnos de algunas cosas para alcanzar la meta, pero estoy segura que tal sacrificio valdrá la pena.

Gracias por acompañarme durante el 2013 y espero que podamos compartir de igual forma durante el 2014. Que la paz del Señor y la bendición del cuidado de los ángeles nos acompañen durante los próximos 365 días, y hasta que estemos en la patria celestial.

¡FELICIDADES!