Porque juntas hemos descubierto muchas cosas que no sabíamos.
Porque con nuestras palabras nos damos tranquilidad y aliento para seguir adelante cuando alguna de las dos está desanimada.
Porque cuando tropezamos o caemos siempre estamos ahí para levantarnos y darnos ánimo.
Porque podemos contar la una con la otra siempre.
Porque con nuestra risa, muchas veces calmamos nuestro enojo y dolor.
Porque cuando escuchamos nuestra voz en el teléfono nos alegramos mucho.
Porque nuestros consejos nos hacen reflexionar y nos transmiten paz.
Porque tal vez no podamos solucionar todos nuestros problemas, pero nos escuchamos.
Porque cada una aprecia el tiempo que nos dedicamos cuando hablamos.
Porque aunque parezca una locura, disfrutamos el tiempo que pasamos juntas riéndonos de las cosas que nos pasan.
Porque estamos segura que aunque no nos escribamos todos los días, siempre podemos encontrar en cada una la amiga que nos lleva cerca de su corazón.
¡Eso es ser verdaderamente amigas; gracias por tu amistad!