La institución del matrimonio fue establecida por Dios allá en el Edén con propósitos muy definidos. Tal vez muchos de los que se unen en matrimonio no han considerado la razón por la cual lo hicieron, por lo tanto es posible que hayan entrado a la vida matrimonial con objetivos o ideales equivocados. Desde la perspectiva de Dios el matrimonio debía ser una relación que pudiera traer felicidad, que los cónyuges se acompañaran uno al otro, que pudieran procrear y que fuera una unión inseparable. Pero muchos entrar al matrimonio equivocadamente y por ello se ocasionan serios y graves problemas.
Entre las motivaciones de muchos de los que se casan se encuentran algunas como las siguientes:
a. casarse para tener una persona que atienda sus necesidades personales tales como alimento, ropa, sexo, etc.
b. casarse para huir de una relación familiar donde los padres son muy controladores
c. casarse porque no pueden resistir los deseos pasionales
d. casarse para darle celos a otra persona y provocar a otro
e. casarse porque todos deben hacerlo y la edad le preocupada
f. casarse para evadir la presión social de familiares y amigos
g. casarse por temor a quedarse sin una pareja para la vida
Estas y muchas otras motivaciones resultarán equivocadas para entrar en el matrimonio. Para casarse hay que tener una visión clara de lo que significa unirse a otra persona para experimentar felicidad. Si los que desean casarse no han resuelto sus conflictos personales y no se han ubicado en la realidad es muy posible que al unirse en matrimonio en algún momento van a considerar que esa opción fue una gran equivocación. Para evitar que esos sentimientos afloren cuando ya la persona esté casada sería bueno considerar las verdaderas motivaciones para establecer una relación matrimonial.
Los que piensan casarse deben:
1. conocer bien a la persona con la que formaran su matrimonio.
2. evaluar el grado de madurez de ambos contrayentes
3. analizar si se sienten cómodos el uno con el otro (modales, hábitos, etc)
4. observar la relación familiar de cada uno
5. conversar sobre los ideales y planes para el futuro de ambos
6. explorar los valores morales y religiosos de cada uno
7. analizar el grado de compromiso hacia el matrimonio de ambos
Todos al entrar en el matrimonio llevan un ideal que muy pronto será confrontado con una realidad. Si no se toman en consideración los puntos antes mencionados es posible que la relación se vea afectada después del matrimonio y por consiguiente existe el peligro de que la desilusión, el enfriamiento y los pensamientos de derrota se apoderen de uno o de ambos y lo que pudo haber sido una hermoso hogar resulte en una pesadilla de la cual traten de salir a través de la puerta del divorcio. Recuerde que el matrimonio debe ser tomado como una decisión inteligente porque involucra amar y ser amado, brindar compañía, apoyo y seguridad el uno al otro.