Un día mientras visitaba a una amiga, noté que sobre el mesón de su cocina habían varias ollas y equipo de cocina nuevos. Me acerqué para preguntarle si estaba equipando su cocina ahora que había hecho algunas remodelaciones y me sorprendí cuando su esposo me dijo: “Aquí hay una mujer que le gusta cocinar y una familia que le gusta comer, así que se necesitan todas esas cosas porque se usan mucho”.
Personalmente comparto la respuesta del esposo de mi amiga porque yo soy un ama de casa a la que los artículos de cocina le encantan. la cocina para mí es uno de los lugares más especiales de mi casa, después de la habitación matrimonial, por lo tanto todo lo que pueda servirme para aligerar, facilitar y realizar mis labores culinarias es bienvenido a mi cocina. Me gusta tener varias vajillas para diferentes ocasiones y celebrar con familiares y amigos cuando nos juntamos para compartir. Siempre estoy en la cacería de recetas sencillas y nutritivas. Me gustan los detalles al momento de servir los alimentos y no importa si es un menú sencillo siempre quiero presentarlo atractivamente. Creo que eso me permite expresarle a mi familia que he preparado esos alimentos con mucho cariño para ellos y quiero que se sientan tratados con especialidad.
Como mi esposo sabe lo mucho que me gusta trabajar en la cocina me ha hecho varios regalos que considero de gran utilidad. Uno de ellos es una olla arrocera. Como hispanos que somos el arroz, es uno de los alimentos que más nos gusta, ya sea acompañado de frijoles, o en cualquier forma de preparación. Esa olla ha venido a ser un artefacto de gran utilidad para mí y por eso me siento agradecida.
Otro regaló que me hizo fue una batidora con la cual puedo preparar innumerables recetas que requieran amasar, batir o mezclar. Uno de los postres que más le gusta a mi esposo para comer los viernes en la noche y sábado en la mañana es el pan de banano (pan de plátano/cambur). Con esta máquina lo preparamos en pocos minutos y queda muy apetecible. A mi esposo le gusta añadirle pasas y nueces.
La adquisición más reciente que ha llegado a mi cocina es una hermosa y funcional olla de presión. Desde muy pequeña esas ollas me atemorizaban porque explotaban con facilidad, y aunque tuve una por muchos años sin ningún contratiempo confieso que siempre que la usaba tenía el temor de que un accidente pudiera ocurrir. Ahora tengo una hermosa olla que es mucho más segura. La he usado en varias ocasiones y su rendimiento es óptimo.
Ciertamente la vida moderna nos ha facilitado mucho el trabajo doméstico y yo me siento muy agradecida con Dios por todos esos adelantos, sin embargo, a pesar de no haber tenido antes una olla arrocera tan cómoda, ni una batidora especial y mucho menos una olla tan funcional de todas formas sigo agradecida con Dios por haberme provisto siempre de lo necesario para atender a mi familia y compartir con mis amigos. No son los artefactos modernos los que hacen la diferencia, esos solamente nos facilitan el trabajo, la diferencia lo hace un espíritu alegre, y agradecido para compartir.