¡Es hora de dormir! Les dije a mis tres hijos. Ya había leído tres cuentos, había oído tres oraciones muy largas, había besado a tres osos de peluche, un conejo y un canguro para dales las buenas noches. También había traído tres vasos de agua y había hecho tres viajes al baño.
Pero Bryce me rogaba; “¡Mamá, tengo que decirte algo muy importante!”
Con firmeza le contesté: “¡Vete a dormir!”
“Pero es algo importante… tienes que venir”
Yo me arrodillé al lado de su camita y le volví a preguntar: “¿De qué se trata Bryce? Tomó mi cara en sus suaves manos, me miró a los ojos y me dijo: “Mamá, nunca escondas tu luz detrás de un mamut”.
Yo le aseguré que no lo haría. Su hermanita me explicó desde su cuarto que lo que quería decir él era: canasta. La maestra de la iglesia nos explicó que almud era un tipo de canasta.
Blend también habló desde la tercera cama: “Es cierto, nosotros cantamos una canción sobre eso”. Y entonces, comenzó a cantar una versión muy alegre de: “Mi pequeñita luz, completa, con ademanes. Escondida detrás de un almud, ¡NO¡”
“Es cierto mamá, repetía Bryce solamente mientras pasaba sus manos sobre mi rostro. “Nunca escondas tu rostro detrás de un mamut” ¡Deja que brille, deja que brille!
Después de otro vaso de agua y tres besos, pude bajar a la sala para disfrutar de un momento de quietud bebiéndome una taza de té pensando en lo que ellos habían dicho.
Y me puse a pensar en aquellas veces que fallé, al no servir a otros porque no estaba poniendo atención a sus necesidades. Recordé tiempos cuando me abstuve de hacer algo porque me sentía insegura de mis habilidades. Y al abstenerme, perdía la oportunidad de que mi luz brillara. Oré para que Dios nos ayudara, a mis hijos y a mí, para que pudiéramos descubrir y ofrecer nuestras pequeñas luces a otros. ¡Qué nunca las escondamos detrás del almud… o, para el caso, detrás de un mamut!
Tomado de Aguas Refrescantes Para la Mujer