Una canción que aprendí hace muchos años dice: “Viene llegando la primavera, sembrando flores en nuestro vergel. Los pajaritos cantan alegres, cantan alegres al amanecer. Viene la primavera sembrando flores, sembrando flores, y los campos se visten de mil colores”. Eso es justamente lo que está sucediendo en el lugar donde vivo. Hoy cuando salí para dar un paseo por el jardín acompañada de mi esposo y de los perros sentí la brisa primaveral, y noté la cantidad de flores que han comenzado a brotar.
La primavera es una de las estaciones más hermosas. El cielo que estuvo mayormente pintado de color gris durante el invierno se ha cambiado por un azul hermoso, y al comedero que tenemos en el patio para los pajaritos llegan diferentes especies deavecillas multicolores. En primavera las hojas de los árboles comienzan a asomarse y mamá coneja abandona su nido para salir en busca de alimento para sus bebés. Sin duda que la primavera nos hace sentir que la vida se renueva pues hemos estado mayormente dentro de la casa tratando de escapar del frío que , aunque es agradable, no deja de ser un impedimento para realizar muchas actividades al aire libre.
Me gusta la primavera y me gusta lo que ella me hace sentir. Me gusta ver las flores, sentir la brisa fresca y pensar que así como todo despierta yo también debo despertar a una nueva visión de mi vida física y espiritual. Esta es una buena oportunidad para comenzar a realizar aquellas cosas que tal vez estuvieron relegadas. Es una oportunidad para sentir que podemos alcanzar ideales y metas que nos llegarán a hacer sentir renovadas. Es posible que en lugar donde vives no veas tan marcadamente la primavera como yo la veo, pero estoy segura que estás de acuerdo conmigo en que este es un buen momento para darle un giro a nuestra vida y hacer algo nuevo que te llenará de alegría. Te animo a que dediques unos minutos para pensar en tu próximo proyecto y así comenzar a trabajar con todas tus fuerzas para lograrlo. ¡Anímate, te aseguro que vale la pena!