Hoy es el día oficial para el inicio de la primavera. Después de varios días de frío y lluvias intensas finalmente estamos disfrutando de un hermoso sol que brilla esplendorosamente en el cielo azúl y por supuesto todos nos sentimos felices.

Ya el invierno está alejándose poco a poco y en nuestro jardín se asoman hermosas flores propias de esta temporada. Pronto tendremos lindos tulipanes de varios colores y el cerezo comenzará a florecer. Los días del invierno han sido largos y muy fríos por lo que no pudimos realizar muchas de las actividades que acostumbramos por temor a estar demasiado expuestos a las temperaturas bajas que son en gran medida las que ocasionan los fuertes resfriados.

Sin embargo, ahora cuando todos los árboles y las plantas comienzan a florecer entonces nos llega otra amenaza que afecta grandemente a las personas alérgicas. Es el POLEN que llega en cantidades tan grandes cubriendo los autos, los techos, las ventanas y todo lo que encuentra a su paso. Es en esa época cuando deseamos con toda intensidad que nos llegue un fuerte aguacero para que limpie la atmósfera y se lleve el polen.

Como pueden ver, el invierno tiene sus cosas buenas y sus cosas molestas, pero la primavera también. ¿Queremos ver las flores, queremos ver los árboles cubrirse nuevamente de hojas y flores? Entonces aguantemos el polen sin protestar. Cuando pienso en todo esto me convenzo cada vez más que a los seres humanos nada nos complace. Siempre tenemos algo por lo cual protestar, manifestar descontento, quejarnos en lugar de sentir agradecimiento por lo que tenemos y que viene de Dios. Bien cabe reflexionar en la recomendación del apóstol Pablo cuando le dice a los hermanos en Filipo: “Haced todo sin murmuraciones y contiendas”.  Filipenses 2:14. Nuestro mundo sería mejor si dejáramos esa fea costumbre de quejarnos.

Se cuenta de una dama que caminaba por un hermoso jardín de rosas, pero en lugar de admirar la belleza de las flores se quejaba constantemente por las espinas. “¡Oh! – se lamentaba – ¿no es lástima que este hermoso jardín esté echado a perder por las espinas? Fue en ese momento que el guía dijo: – No haga caso de las espinas, porque no harán más que herirla. Junte las rosas, los lirios y las clavellinas. (Camino a Cristo, 118).

Hoy cuando llega la primavera con sus características tan especiales quiero agradecer a Dios por esta hermosa estación. Quiero agradecer por todas las flores que adornarán mi jardín, agradecer por los días que pasamos encerrados por la nieve porque nos sirvieron para descansar, conversar, programar, y orar. Quiero agradecer por el sol que brilla y por la lluvia que pasó esperando que vuelva cuando Dios así lo determine y aunque no lo crean quiero agradecer por el POLEN porque si me hace estornudar quiere decir que estoy viva  y que mis pulmones y todo el sistema respiratorio funcionan bien. Déjame invitarte para que hagas una lista de tus agradecimientos y compartela con Dios en tu tiempo de quietud con Él. Ora y pídele que te ayude a contar tus muchas bendiciones cada día, y de paso; “GRACIAS POR NO QUEJARTE”.

Un abrazo,

Evelyn O.