Querida amiga de Mujer de Visión:
Me da mucho gusto el poder escuchar de usted y saber que continúa invertida en la salud y el bienestar de sus lectores.
La pregunta que me ha hecho es una que recibo casi diariamente. ¿Sabía que el reflujo gastroesofágico o acidez es una afección muy común en este país? Afecta alrededor del 60% de los adultos mayores de 18 años, refiriendo síntomas de acidez en algún momento en los pasados 12 meses, y 20-30% sufren síntomas tan frecuentes como semanalmente. Estas cifras nos ayudan a estimar que alrededor de 7 millones de habitantes en los Estados Unidos sufren de esta enfermedad.
El incremento tan agudizado en los últimos años ha está directamente relacionado con la epidemia de obesidad y sobrepeso ya que ambos se relacionan muy estrechamente. A medida que el peso aumenta así también los síntomas de reflujo.
Para entender este problema tan común primero tenemos que conocer la anatomía y función de la unión gastroesofágica (entre el esófago y el estómago) porque es en ese lugar donde los problemas de reflujo se presentan.
El estómago produce ácidos para procesar los alimentos, pero el esófago solo transporta el alimento hasta el estómago. Éste no debe estar expuesto a ácidos del estómago, por esta razón los músculos del diafragma y la posición del estómago trabajan como una válvula para “cerrar” la unión gastroesofágica e impedir que ocurra el reflujo. Cuando algunos de estos mecanismos se alteran ocurre el reflujo. El músculo que divide estos dos órganos debe mantener un grado de contracción para evitar que los jugos gástricos “refluyan” al esófago, pero hay alimentos y hábitos que alteran la fuerza con que este músculo se contrae. Algunos de estos relajan el músculo e incrementa el reflujo. Alimentos tales como las cebollas crudas, los cítricos, salsas de tomate condimentadas, especies como la menta y otras sustancias como la cafeína, el tabaco y el alcohol afectan directamente el músculo relajándolo y desencadenando el reflujo. Por esa razón lo primero que se le recomienda a una persona con reflujo es dejar cualquiera de estos hábitos o alimentos y ver si esto resuelve el problema.
Otra causa muy común del reflujo es lo que se conoce como hernia hiatal. Muchos de mis pacientes creen que una hernia hiatal significa cirugía y es todo lo contrario. El padecer una hernia hiatal incrementa la posibilidad de padecer de reflujo, pero no siempre la cirugía es necesaria. Una hernia hiatal es cuando parte del estómago que normalmente debería estar en el abdomen se traslada a una posición en el pecho. Usualmente causado por obesidad o incremento de la presión dentro del abdomen por el peso o por una debilidad en los músculos del diafragma que es el músculo que divide la cavidad del abdomen con la cavidad del pecho donde están nuestros pulmones y el corazón. Hay diferentes grados de hernias hiatales y de acuerdo a estos en ocasiones la cirugía es necesaria. Como ya expliqué si la posición del estómago se altera esto puede causar falla en el mecanismo de la válvula y ocurrir el reflujo.
Los síntomas más comunes de reflujo son acidez, dispepsia (repetir la comida), mal aliento, regurgitar la comida, otros más avanzados pueden ser dificultad para tragar, dolor de pecho o parte alta del abdomen. Ninguno de estos síntomas por más leves que sean se deben ignorar. Lamentablemente el reflujo crónico puede causar cambios en las células del esófago y se reconoce hoy en día como la causa número uno de cáncer en el esófago, por esa razón se recomienda referir estos síntomas a su médico el cual determinará si es necesario iniciar tratamiento. La modalidad más común y altamente efectiva (hasta 85%) es la modalidad de cambios de estilo de vida, bajar de peso y medicamento antiácido. Si estas medidas no resultan en una mejoría la cirugía pudiera ser una opción la cual también tiene alto grado de efectividad (hasta 95%).
Espero que haya respondido su pregunta recuerde que Dios nos has dejado en su Palabras grandes promesas de bienestar y salud, pero todas se condicionan a nuestra obediencia. Sigamos los consejos de Dios y no las trampas de este mundo.
Bendiciones