“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. Filipenses 3: 13, 14
En nuestro trabajo para nuestra iglesia teníamos que viajar con frecuencia a diferentes países. Esto nos llevó a tener que aprender muchas lecciones. Una de ellas era que debíamos seleccionar muy bien el contenido de lo que llevaríamos en nuestras maletas para de esa manera viajar sólo con las cosas que en verdad eran indispensables para el viaje.
Recuerdo en una ocasión, que después de haber hecho mis maletas me di cuenta que estaban demasiado pesadas. Vacié el contenido de ellas sobre la cama y acto seguido inicié una revisión de lo que estaba llevando a fin de que lo que iba adentro de la misma fuera estrictamente lo necesario.
Los viajeros frecuentes dan algunos consejos importantes que vale la pena considerar en el momento de hacer las maletas. Lo primero es que se debe llevar la ropa que se utilizará durante cada día en el lugar de destino. Segundo se deben llevar pocos artículos para el aseo personal ya que es mejor comprar algunos de ellos en tamaño reducido en el lugar de destino, que llevarlos ocupando un lugar en la maleta. Tercero, en cuanto a la ropa, todo va a depender del tipo de viaje que se haga. Si el viaje es de vacaciones dependerá del clima y de la actividad que se va a realizar. La ropa será muy informal y cómoda dejando los trajes y vestidos para otra ocasión. Si el viaje es de placer o descanso, pero se han programado salidas nocturnas o diurnas, entonces habrá que contar, además de la ropa cómoda e informal, con algún vestido o traje para esas salidas. Cuarto, a la hora de hacer la maleta no olvide colocar los elementos de aseo personal en bolsas separadas o en un neceser, si no quiere que alguna prenda de vestir llegue manchada. No olvide llevar una bolsa para la ropa usada y dejar espacio en su maleta para colocar alguna cosa que compre durante el viaje. Un último consejo, no se olvide poner una etiqueta con su nombre o una marca especial en la maleta afín de que pueda ser identificada fácilmente. ¿No les parecen estos consejos muy buenos para los que viajamos con frecuencia?
El texto de hoy es un llamado a hacer un cuidadoso examen de tu vida. Estamos en un viaje y ese viaje tiene como destino final; la tierra Nueva. Nos hemos empeñado por todo una vida en realizar ese viaje cueste lo que cueste. Hemos invertido mucho de nuestro tiempo y energías en la preparación para el viaje. En este día mi pregunta para ti y también para mí es: ¿Qué estamos llevando en nuestra maleta para ese viaje? ¿Estamos llevando todo lo que es parte de nuestro pasado o hemos decidido cambiar y hacer un análisis de lo que será necesario llevar?
Te invito a hacer una lista de aquellas cosas que será necesario sacar de nuestra maleta.
Primero, revisa si estas cargando con las ansiedades de tu vida y el estrés que no te deja mirar más allá de tus ojos.
Segundo debes sacar tus resentimientos o tus malas ideas con relación a alguna persona
Tercero, si tienes amarguras que te impiden poner tus ojos en Jesús, sácalas.
Cuarto considera e identifica si todavía hay una debilidad de tu carácter que hace que tus pensamientos se vayan a asuntos mundanales,
Quinto, revisa la ropa que te estás poniendo y saca aquella que no necesitas para el viaje al cielo.
Sexto evalúa los elementos de limpieza personal que has usado y si no han sido suficientes para limpiarte de aquel pecado secreto con el que has estado luchan por tanto tiempo decídete a buscar los que la gracia de Cristo te ofrecen.
Séptimo, asegúrate de que lo que hay en tu maleta es lo que en realidad debe llevar un cristiano al cielo.
Jesús nos dio algunos consejos para ese viaje que vale la pena considerar. El te dice: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”. Mateo 11: 29.
“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. 1 de Pedro 5: 7.
“Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos”. Apocalipsis 19: 8
“Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo” Efesios 4: 26.
“Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra” Apocalipsis 14: 3.
Hoy te invito a hacer lo que dice el apóstol Pablo: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.
Filipenses 3: 13, 14