“Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica, con acción de gracias sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios”. Fil. 4:6.
“El poder de la oración”; estas palabras son muy conocidas, pero aún así a veces nos olvidamos de lo que significan. La oración es una herramienta poderosa para comunicarnos con nuestro Creador; es una oportunidad para estar en íntima comunión con el dador de todas las cosas buenas. La oración no debe tomarse a la ligera ni ser usada en raras ocasiones.
Muy a menudo, en medio de la prisa de la vida cotidiana, podemos perder de vista la presencia de Dios en nuestras vidas. En lugar de volvernos a Él en busca de guía y consuelo, dependemos de nuestros propios recursos. El hacer esto es un profundo error.
En este día, en lugar de dar vuelta a las cosas en tu mente, entrégaselas a Dios en oración. En lugar de preocuparte por las decisiones que tienes que tomar, confía en la ayuda de Dios. Ora constantemente por las cosas grandes y por las cosas pequeñas. Dios quiere escucharte en este mismo momento.
No te sientas abrumada… vive un día a la vez y has una oración a la vez”.