El coro Saint Olaf es famoso por hacer buena música. Una razón de su excelencia es el proceso de selección, ya que los postulantes no solo son elegidos por lo bien que cantan, sino también por cómo suenan en conjunto con los demás. Otra razón es que todos hacen del coro su prioridad, y se comprometen a ensayar con rigurosidad y a cumplir con las presentaciones.

Algo intrigante de este coro es lo que sucede en los ensayos; cuando alguien comete un error, levanta la mano. En vez de tratar de esconder la equivocación, ¡avisa! Esto permite que el director ayude a cada integrante a aprender la parte difícil, lo cual permite que la interpretación sea perfecta.

Esta es la clase de comunidad que Jesús estaba estableciendo cuando le dijo a Nicodemo que Dios enviaba a su Hijo al mundo para salvarlo, no para condenarlo. Como miembros del cuerpo de Cristo, no deberíamos tener miedo de admitir nuestros errores, sino tomarlo como una oportunidad de experimentar y disfrutar juntos el perdón divino.

Para dejar atrás nuestro pecado, tenemos que estar dispuestos a enfrentarlo.