Un estudiante universitario al estudiar en su clase de astronomía la inmensidad de galaxias, estrellas, planetas y todo lo que conforma el universo hizo la siguiente pregunta:
¿Por qué Dios se tomó la molestia de hacer todo eso?
El profesor, quien era un hombre de profundas creencias cristianas, le contestó: “¿Molestia? ¿A qué molestia te refieres? Crear el sol y las estrellas no fue ninguna molestia o problema para Dios. Él lo hizo todo simplemente con el poder de su Palabra. Tú y yo somos en realidad los que le hemos ocasionado molestias y problemas”.
No cabe duda que el poder creador de Dios se manifestó en toda su plenitud cuando analizamos la composición del universo. Sin embargo, cuando el hombre pecó fue cuando en realidad la raza humana pudo ver no solamente la inmensidad de su poder, sino también la profundidad y dimensión de su amor al dar a Jesús para que resolviera el problema del pecado para siempre.