Mi animal preferido es el elefante, por eso cuando leí la historia que comparto con ustedes sentí que la lección que contiene es excelente.

El elefante es el animal más grande de la tierra y uno de los más poderosos. No obstante, solo hace falta una cuerda fuerte para controlarlo. Se consigue de este modo: cuando el elefante es joven, se lo ata a un árbol grande. Durante semanas, hará fuerza y tirará, pero la soga lo mantiene inmóvil. Entonces, con el tiempo, no lo intenta más.

Más tarde, cuando el animal alcanza todo su tamaño y fuerza, ya no lucha para liberarse, porque, en cuanto siente resistencia, se detiene. Sigue creyendo que está cautivo y que no puede soltarse.

Satanás puede aplicar una treta similar para mantenernos esclavizados. La Biblia nos asegura que ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, pero el enemigo de nuestra alma trata de hacernos creer que seguimos dominados por el pecado.

¿Qué hacemos entonces? Reflexionar en lo que Cristo ha hecho. Murió por nuestros pecados y puso fin al control del pecado sobre nosotros. Ahora recibimos poder para vivir de manera victoriosa en Él porque mediante Cristo somos liberados. La estrategia de Satanás no puede controlarnos.