Recientemente tuve el privilegio de conocer personalmente a la autora de este poema. Agradezco su inspiración al escribir y ruego a Dios la bendiga en su vida personal. También agradezco a Dios por el hermoso libro que me obsequió y que guardo con mucho cariño.

 

 

Mamá, quédate así tranquila, pensativa,

Y escucharás mi voz,

Soy ese ser que empieza a palpitar dentro de ti;

Me apena provocarte malestares,

Pero es la única forma de anunciarme,

De decirte aquí estoy, ya no estás sola.

Desde ahora y por siempre yo soy parte de ti.

Gracias mamá por permitirme estar contigo,

Por darme alojamiento ahí en tu vida,

Por sustentar mi ser con tu cariño, por dejarme vivir.

Entiendo que tu vida desde ahora,

Ya no será la misma,

Cambiarán muchas cosas desde luego,

Pero te haré feliz.

No olvides por favor que yo te amo,

Que formo parte tuya,

Que yo vivo en tu vida y tú vives en mí.

Desde aquí donde estoy ya te conozco,

Siento cuando estás triste, cuando lloras,

Y me encanta escucharte sonreír;

Aunque no puedo aún mirar tu rostro

Tu corazón palpita junto al mío;

Si respiras yo vivo, y si mueres,

También yo he de morir.

Por favor mamacita no estés triste,

Alégrate conmigo,

A tu lado no hay nadie tan unido,

Como yo lo estoy a ti.

Por tu bien nunca olvides que yo soy un regalo

Que te ha mandado el cielo;

Mis manos que hoy se forman

Llevan muchas caricias para ti;

Mis ojitos muy pronto

Hablarán a los tuyos del amor más sincero,

Y mi boca con gracia te sabrá sonreír.

Te aseguro mamita que no seré una carga,

Mis brazos crecerán para abrazarte,

Te brindarán consuelo,

Yo seré tu dulce compañía,

Tu tesoro más grande, y tú mi amor eterno.

Yo seré tu delicia, tú serás mi alegría,

Nuestro apoyo constante será Dios,

Y avanzaremos juntos por la vida,

Unidos mutuamente con el vínculo del amor.

Alicia Gómez Vallejo es mejicana y una mujer cristiana de nobles ideales.