Señor, enséñanos a envejecer como cristianos.

Convéncenos de que no son injusto los que nos quitan responsabilidad, los que ya no piden nuestra opinión, los que llaman a otros para que ocupen nuestro lugar.

Quítanos el orgullo del pasado. Evita que nos creamos imprescindibles.

Señor, que en este gradual despojo de las cosas sólo veamos la ley del tiempo y consideremos este relevo de los trabajos como una manifestación de la vida que se revela bajo el impulso de tu providencia.

Pero ayúdanos, Señor, para que todavía seamos útiles para los demás.

Que contribuyamos con optimismo y oración al entusiasmo de los que ahora tienen la responsabilidad.

Haz que vivamos en contacto con el mundo, sin lamentar el pasado. Ayúdanos a asumir nuestra salida de la actividad como aceptamos con naturalidad cada puesta del sol.

Y finalmente, perdónanos Señor si recién ahora percibimos cuánto nos has amado.

Concédenos que siempre miremos con gratitud el destino feliz que nos tienes preparado.

Amén

Alfonso Llano (Adaptado)