Con frecuencia notamos que los pastores son personas muy solitarias aunque están rodeados por sus miembros y familiares.  Quizá por eso algunos de ellos se sienten desanimados, desilusionados y hasta sin mucha fortaleza para seguir adelante.

El consejo del apóstol Pablo de “sirvan los unos a los otros en amor” (Gal. 5:13) nos anime a pensar un poco más en nuestros pastores. A continuación compartimos algunas ideas que les pueden ayudar:

1. Evite la crítica – A diferencias de otras personas, el trabajo del pastor está constantemente siendo criticado. Sus sermones, su estilo de trabajo, las decisiones que toma, su esposa, sus hijos y todo lo que hace está bajo la mirada escrituradota y la crítica de muchas personas. Sería bueno que pensemos en todos los esfuerzos que hace el pastor para que en la iglesia podamos tener buenos programas y que todo marche bien aunque no siempre las cosas salgan como nosotros pensamos que deben ser. La buena intención también cuenta.
2. Escriba una carta de aprecio – Las palabras de aliento son siempre bienvenidas, pero los mensajes escritos nunca se olvidan. Cuando escuche, o vea algo bueno en su pastor, envíele una nota de felicitación; cuesta poco, pero dará buen resultado.
3. Use sus habilidades para ayudar al pastor – Si usted es una persona que tiene habilidades especiales, emplee las mismas para alagar a su pastor.
4. Evite los chismes – Cuando alguien venga a contarle algo del pastor, responda con un comentario positivo.
5. Ofrezca su ayuda – Si usted ha descubierto ciertas necesidades en la iglesia en lugar de reclamar o comentar sobre ellas, ofrezca su ayuda al pastor para resolverlas. Cuando somos miembros activos dispuestos a dar sugerencias, ayuda e ideas para los problemas de la congregación, estaremos aliviando la carga del pastor.
6. Deshágase de la vara de medir – No espere que su líder espiritual sea todo lo que usted esperaba que fuera. Enfoque su evaluación hacia lo que usted ve que Dios está haciendo por medio del pastor en la iglesia ahora.  Si usted actúa de esta forma seguramente el pastor se va a sentir más motivado para esforzarse y ser un mejor pastor.

Un buen amigo es aquel que está contigo en los malos momentos de la vida, te guarda cuando te sientes desprotegido, te ayuda con tus imperfecciones de carácter, se deleita en tu compañía, olvida tus fracasos y no te maltrata cuando otros lo hacen.