La familia está compuesta por el padre, la madre y los hijos. Esa familia así constituida debe convivir en un ambiente familiar adecuado de modo que le permita a los niños desarrollarse normalmente.  Cuando el ambiente del hogar es tonificante, sano, apacible, entusiasta y alegre, los niños criados allí serán felices. Por el contrario en un hogar donde los reproches, las advertencias negativas, las privaciones y el desánimo circundan, los hijos se verán afectados en su desarrollo integral.

Características de un hogar en el cual los niños podrán crecer felices, saludables física y emocionalmente:

Armonía – Los niños que crecen en hogares donde el ambiente del hogar es de armonía y los integrantes de la familia se llevan bien, se ayudan y comparten se nota un desarrollo integral muy satisfactorio. Por el contrario cuando los niños viven en hogares donde los pleitos, reclamos, gritos y mensajes de reclamo son frecuentes dan evidencias de ellos en su desarrollo emocional.

♥ Seguridad emocional y física – Los niños por naturaleza sienten muchos miedo, por tal motivo el poder crecer en un hogar donde los padres le proveen esa protección emocional es básico. Ellos buscarán la cercanía de sus padres cuando estén asustados, cansados o cuando sientan que necesitan la compañía de los adultos.

En cuanto a la seguridad física es responsabilidad de los padres el cuidar y proteger a sus hijos de daños físicos que éstos puedan enfrentar. En todo hogar se deben tomar medidas para hacer del hogar un lugar libre de peligro para los niños. Esto podrá requerir el instalar candados de seguridad en los gabinetes donde están los líquidos de limpieza, o colocar artículos o productos que puedan poner en peligro la seguridad física de los niños. De igual forma cualquier objeto o situación que represente un peligro para los niños deberá ser tomado en consideración para evitar accidentes.

Reglas claras y consistentes – Un hogar sin reglas es un hogar sin rumbo firme. Cada familia establece las reglas de acuerdo a su estilo y necesidades. Ellas permiten que los miembros de la familia se lleven bien y que pueda convivir en un ambiente bueno. Los niños deben aprender desde temprano que las reglas del hogar deben cumplirse obligatoriamente y que su incumplimiento produce consecuencias. De igual forma los niños necesitan que esas reglas sean consistentes y no cambiantes.

Respeto, límites definidos – Los niños deben aprender a respetar desde que son pequeños. Este valor se aprende por el ejemplo y esto le ayudará a triunfar en sus relaciones durante el resto de la vida. Un niño respetuoso es cuidadoso con sus pertenencias y responsabilidades, y consigue llevarse bien con sus compañeros.

Limpieza y Orden – El desarrollo de hábitos de limpieza y orden son fundamentales para la vida futura de los niños. Las estadísticas revelan que los niños que viven en hogares donde la falta de higiene, orden y limpieza no se practican manifiestan evidencias de falta de concentración en el estudio y poco interés en los detalles hermosos de la vida que los rodea.

Cortesía y Bondad – Los actos de cortesía y las palabras así como las acciones bondadosas son elementos esenciales en un hogar feliz.  La cortesía es el resultado del respeto. Los niños deben aprender desde pequeños a saludar a las personas adultas en forma correcta, al igual que a expresar su agradecimiento por favores recibidos y a solicitar sus pedidos en forma respetuosa diciendo “por favor”, “gracias”.

Alegría, Celebraciones Especiales – Cuando el ambiente del hogar es alegre las risas, y la interacción de los integrantes de la familia es también alegre. Los niños que son criados en un ambiente así dan manifestaciones de ser felices y proyectan esa alegría a los demás. No menos importante es que en el hogar se celebren los cumpleaños de los miembros de la familia, así como los eventos o días festivos que son oportunidades para disfrutar en familia.

Alimentación Balanceada – Nunca se dirá demasiado al hablar de alimentación. Es responsabilidad de los padres el proveer para sus hijos los alimentos que les ayudarán a crecer sanos y fuertes. El descuido en esta área no solamente produce enfermedad sino que trae muchas otras consecuencias a corto y largo plazo. Uno de los buenos hábitos que la familia debe practicar es el de comer juntos por lo menos una de las tres comidas diarias. Esto produce unidad y fomenta los buenos hábitos.

Valores Morales y Espirituales – La transmisión de los valores morales y espirituales es una de las grandes tareas de los padres. El respeto hacia Dios y su Palabra así como la práctica de los valores espirituales de la familia son el mejor legado que los padres pueden dar a sus hijos. Estos valores deben ser enseñados por el ejemplo y en forma consistente.