Todos reconocemos que el hogar es el centro de formación y desarrollo del ser humano. Nacemos en una familia, crecemos en ella y llevamos impreso en nuestro carácter y personalidad lo que recibimos en el hogar.  Las influencias del hogar paterno determinan en gran medida el curso de vida que seguiremos. Si bien es cierto que cada ser humano escoge el camino de la vida por el cual desea transitar, no se puede dejar a un lado la influencia ejercida por el hogar.

El programa PROYECTO PATERNIDAD 669 está basado en el libro de Deuteronomio el capítulo seis y los versículos seis hasta el nuevo. En dichos versículos se encuentra lo que se conoce como “El Shema Israel” el cual representa la declaración de fe del pueblo judío, la cual permanece aún en la actualidad. Comienza enfatizando que Dios es el único Dios al cual se debe amar con todo el corazón y entendimiento. Luego presenta la necesidad de enseñar y repetir este principio de adoración de manera que sea trasmitido de generación en generación. Era en el seno del hogar donde los padres debían trasmitir las historias del maravilloso cuidado, amor y protección de Dios así como las promesas de liberación que les fueron hechas. Era el propósito de Dios que todas las generaciones futuras pudieran grabar en sus mentes los hechos asombrosos y las manifestaciones de amor de las que el pueblo había sido objeto. Se hacía neceario repetir hasta que quedara grabado en la mente, hablarlas en todos los escenarios en los cuales las familias interactúan; en la casa, en el camino, al levantarse, al acostarse, y en todo momento y lugar. De igual forma Dios manda a los padres de esta generación a cumplir con el sagrado cometido de contarles a sus hijos las maravillas y promesas de un Dios que pronto volverá.

Entre las muchas recomendaciones y consejos que Elena G. De White le hiciera a la iglesia una buena cantidad fueron dirigidas a los padres. En ellas se enfatiza el papel importante que los padres desempeñan en la crianza de los hijos, los deberes y responsabilidades que deben ser cumplidos en diferentes áreas de la vida y la trasmisión de los valores espirituales como fundamento de la fe en la vida de los niños. Una muestra de dichas recomendaciones son las que mencionaremos a continuación:

“Los padres no pueden considerar livianamente la labor de educar a sus hijos, ni descuidarla por ningún motivo”.

“La educación nunca llevará a cabo lo que podría y debería efectuar, hasta que se reconozca plenamente la obra de los padres y éstos reciban preparación para desempeñar sus sagradas responsabilidades”. Ed.267

De las citas antes mencionadas se entiende que los padres tienen el deber ineludible de educar a sus hijos y para ello necesitan  recibir preparación con el fin de estar mejor equipados para cumplir con su responsabilidad. El plan original de Dios fue que la familia fuera el centro primario de transmisión de la fe, pero la vida moderna, agitada y compleja ha dado como resultado el descuido en esa área y la iglesia está llamada a realizar esfuerzos intencionales para motivar y equipar a los padres para que puedan guiar a sus hijos en el desarrollo de la fe.

El rápido crecimiento de la iglesia ha traído muchas nuevas familias de conversos que necesitan ser orientados para que puedan desarrollar las habilidades y recursos que les permitan conducir sus hijos por el camino de la fe que están conociendo. Esas familias deben ser atendidas de la mejor forma y ayudadas para que la trasmisión de los valores espirituales resulte en un gozo y no una carga.

Ante el inminente retorno del Señor la iglesia debe hacer todo esfuerzo posible para trabajar en conjunto con las familias para que éstas se conviertan en centros de evangelismo y discipulado porque el Señor Jesús viene a buscar las familias para llevarlas al reino de los cielos.

Les deseamos ricas y abundantes bendiciones mientras juntos exploran e implementan el plan de Dios revelado en Deuteronomio 6:6-9.

 

Pr. Iván H. Omaña G. y Evelyn Omaña

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